Intervenci?n militar cambiar? proyecto de favelas de Río
RIO DE JANEIRO (AP) Diez años después de su puesta en marcha, y tras haber recibido innumerables elogios como el plan modelo para erradicar la criminalidad de los morros de Río de Janeiro, el programa de pacificación de las favelas se prepara para quedar reducido drásticamente.
La decisión fue tomada por el gabinete militar, que conduce la intervención federal en la Seguridad Pública de Río, como una medida excepcional decretada por el presidente Michel Temer el 16 de febrero pasado luego de un carnaval marcado por varios hechos de inseguridad.
Después de que cobraran gran repercusión episodios de asaltos y arrebatos a turistas en las famosas playas cariocas, casos de saqueos a supermercados y tres policías muertos, el gobierno federal resolvió delegar a las fuerzas armadas la autoridad de las policías civil y militar y el sistema carcelario para contener la onda de violencia.
La medida está prevista hasta el 31 de diciembre de este año y ayer cumplió 100 días. En un foro convocado en la Escuela de Comando del Ejército para exponer el rumbo de la intervención, el general y secretario de Seguridad, Richard Nunes, aseguró que el Gabinete de Intervención planea mantener en funcionamiento sólo la mitad de las 38 Unidades de Policía Pacificadora (UPP) vigentes y que hasta diciembre se producirá el cierre de aquellas que no dieron resultados.
Las UPP se convirtieron en lugares de condiciones indignas para trabajar, los policías no podían ser puestos a trabajar en contenedores inmundos y sin preparación. Durante los últimos años esas condiciones se escondieron de manera irresponsable, aseguró Richard Nunes.
Mientras hablaba, el general presentaba fotos de unidades deterioradas y vandalizadas por grafitis de narcotraficantes, y las contraponía con imágenes recientes de lugares refaccionados tras la llegada de la Intervención.
La instalación de las UPP fue un proyecto de la Secretaría de Seguridad de Río de Janeiro que se puso en marcha en 2008. El objetivo era reducir los índices de criminalidad y desarticular las acciones de los grupos narcos y las milicias en las favelas con patrullamiento permanente en territorio.
En los primeros años de funcionamiento, el proyecto recibió grandes elogios y consiguió revertir los índices de criminalidad. Sin embargo, debido a la severa crisis económica que azota Río y los recortes presupuestarios implementados a partir de 2013, las policías de UPP comenzaron a perder poco a poco el control de las comunidades y la llamada pacificación quedó sólo como una ilusión.
El secretario de Seguridad explicó que los policías que dejen las UPP pasarán a reforzar los batallones de la Policía Militar. En determinadas áreas este proceso va a ser una ganancia para la población en términos de seguridad, dijo Nunes.
El general repasó las metas pendientes de la intervención. Tenemos que consolidar la recuperación de la autoestima de la fuerza pública. Nuestro objetivo es aumentar la percepción de seguridad y reducir los índices de criminalidad, pero no es fácil que suceda en el corto plazo.
Después de la presentación, Nunes brindó una entrevista colectiva en la que se refirió al asesinato de la concejal Marielle Franco, irresuelto a 74 días del hecho. Ese crimen tuvo una gran repercusión y sigue siendo investigado de forma prioritaria. Hubo avances, pero es un crimen muy complejo. Tengo la convicción de que vamos a llegar a buen puerto con la investigación, aseguró.
Por último, consultado sobre recientes episodios de enfrentamientos armados en Vila Kennedy, una comunidad de la zona norte de Río considerara como ensayo de la intervención, Nunes moderó los resultados obtenidos con una dosis de optimismo: No quiere decir que no va a haber más criminalidad en esa región, pero allí la policía militar está patrullando y no tengo dudas de que va a conseguir que quede bajo control.