Chile: sigue tensión por obispos que irán a Roma por abusos
SANTIAGO DE CHILE (AP) Las consecuencias que podría tener el viaje que realizarán 32 obispos chilenos a Roma para responder ante el papa Francisco por los escándalos que recientemente revelaron años de abusos sexuales a menores por parte de sacerdotes siguen provocando reacciones entre la jerarquía eclesiástica del país sudamericano.
Luego de ser citados por el pontífice --quien la semana pasada difundió una carta que mostraba indignación ante lo sucedido y ofrecía disculpas a las víctimas por no haber sabido valorar su situación-- y de suponerse que entre las consecuencias estará la remoción de algunos de ellos, una lluvia de declaraciones no se ha hecho esperar.
El obispo de Talca, Horacio Valenzuela, dijo en un comunicado el sábado que pedir la renuncia de los obispos no sería la solución. Al respecto, el presidente de la Conferencia Episcopal, Santiago Silva, dijo el lunes que desconoce si las dimisiones serán solicitadas o no, pero aclaró: no es que quiera echarle la culpa al Papa, pero el comité permanente de aquel tiempo hizo saber lo que en conciencia tenía que hacerle saber.
La declaración de Silva se relaciona a una carta de 2015 --a la que The Associated Press tuvo acceso-- en la que Francisco agradecía información que el comité le hizo llegar sobre un obispo que encubrió abusos y afirmaba que él se inclinaba a aceptar su renuncia junto con la de los obispos de Talca y Linares. No obstante, una intervención del nuncio en Chile, Ivo Scapolo, echó todo por tierra.
Por eso la declaración de Valenzuela, quien niega que las renuncias puedan contribuir a la solución del conflicto, desató la ira de muchos chilenos.
Cuando Horacio Valenzuela dice que la solución no pasa por las renuncias... lo que está diciendo es que me quiero quedar acá, precisamente para mantener el poder, dijo el lunes a la AP Juan Carlos Claret, vocero de los Laicos y Laicas de Osorno.
Claret y su gente han pasado tres años tratando de convencer a Francisco de que el obispo Juan Barros --señalado por encubrir los abusos de Fernando Karadima, el mayor pedófilo de la historia chilena-- no puede encabezar la diócesis de Osorno ni de ningún otro lugar porque no está capacitado para advertir abusos sexuales.
Desde su punto de vista, los señalados no sólo deben presentar su renuncia sino enfrentar mayores consecuencias dado que el mismo papa declaró lo preocupante que es no sólo la manifestación sexual del abuso, sino también la manifestación en tanto abuso de poder y la manipulación de conciencia. Sobre gran parte del episcopado pesan las mismas acusaciones.
La declaración de Valenzuela atrajo miradas de sospecha porque él es uno de los cinco obispos y 50 curas formados por Karadima, quien fue condenado a una vida de oración y penitencia por abusar sexual y psicológicamente de menores y adolescentes.
Ante las disculpas públicas ofrecidas por Francisco y la cita de los obispos chilenos a Roma, el vocero del Vaticano, Greg Burque, dijo que ambos hechos equivalían a una declaración de estado de emergencia espiritual de la Iglesia Católica chilena.
Durante una visita de Francisco a Chile en enero pasado, el papa desestimó las acusaciones de las tres víctimas que acusan a Barros de haber encubierto a Karadima. Ante el enojo popular, el pontífice los trató entonces de calumniadores y aseguró que no le habían enviado pruebas, testimonios, ni se acercaron a él.
Según ha dicho Juan Carlos Cruz, una de las víctimas, intentó sin éxito hacer contacto hace un par de años, cuando escribió una carta detallada cuya entrega en las manos de Francisco fue rastreada por la AP.
Ahora él y las otras dos víctimas denunciantes serán recibidos en Roma por el papa, quien les pedirá perdón y los alojará en el Vaticano.