Autos alemanes, víctimas de guerra comercial China-EEUU
DETROIT (AP) Al pie de los montes Blue Ridge hay una enorme fábrica que se ha convertido insólitamente en víctima de la creciente guerra comercial entre Estados Unidos y China.
La planta cerca de Spartanburg, Carolina del Sur, pertenece a la automotriz alemana BMW, la que exporta más vehículos a China que cualquier otra automotriz en Estados Unidos.
La planta fabrica SUV de lujo, codiciados por los chinos pudientes por su prestigio alemán y confiabilidad que supera las de las marcas chinas. Uno de cada cuatro vehículos que sale de su línea de montaje va a parar a China.
Ahora esos 87.000 vehículos podrían estar sujetos a aranceles adicionales que sumarían decenas de miles de yuan a sus ya elevados precios.
La disputa comercial entre Estados Unidos y China se intensificó la semana pasada cuando el gobierno de Donald Trump dio a conocer la lista de productos importados de China por valor de 50.000 millones de dólares a los que impondría aranceles de 25% en represalia por el presunto robo de propiedad intelectual. China respondió inmediatamente con la amenazas de imponer tarifas a productos estadounidenses por valor de 50.000 millones de dólares, incluidos los autos.
Si los dos cumplen con sus amenazas, las fábricas alemanas de autos de lujo sufrirán las mayores consecuencias. Las automotrices estadounidenses y japonesas producen la mayor parte de lo que venden en China en el propio país.
Además de la fábrica BMW en Carolina del Sur, una planta de Mercedes en Tuscaloosa County, Alabama, envía hasta 75.000 modelos GLE y GLE SUV a China.
Kristen Dziczek, vicepresidente del instituto de estudios Centro de Investigación Automotriz en Ann Arbor, Michigan, dice que una guerra comercial con China podría obligar a BMW, Mercedes y otros a repensar dónde fabrican, lo cual podría significar la pérdida de empleos en el corazón del apoyo a Trump.