Un Masters imperdible con Tiger Woods de vuelta
Este Masters es puro Tiger Woods.
Lo prometedor de ver al astro del golf de vuelta en el Augusta National, apenas por segunda vez en los últimos cinco años, es que Woods ha vuelto a lucir como el jugador que avasalló en el deporte durante casi 15 años.
Ha recuperado su fuerza. También la precisión en su juego corto. Emboca los putts.
No importa que Woods no figure entre los 100 mejores del ranking. O que hayan pasado 13 años desde la última vez que ganó el Masters con su camiseta roja, y cuatro y ocho meses desde la última ocasión que ganó algún tipo de torneo.
El ruido en torno a Woods en su retorno tras una cuarta cirugía de la espalda ha sido más ensordecedor. Supera lo que palpaba cuando era el número uno del mundo, con 79 victorias en la gira de la PGA y 14 títulos en las grandes citas. Su ausencia del golf hizo que sus logros adquirieran ribetes más legendarios. Y al prolongarse la ausencia, se hizo más creíble que Woods no volvería nunca más, al menos a un nivel competitivo.
En sus últimos torneos rumbo al Masters, Woods estuvo a un golpe del liderato en algún momento en la ronda final. Lo más cerca que estuvo fue en el Valspar Championship, cuando estuvo a un putt para birdie desde 40 metros en el 18vo hoyo para obligar un desempate.
Esos resultados hicieron que Jason Day, campeón de un major, se atreviera a decir lo siguiente: Verlo ganar en su regreso... No creo que será una gran sorpresa ahora mismo.
De la misma manera que el golf ha echado de menos la energía que inyecta en un torneo, Woods ha extrañado este deporte, especialmente la primera semana de abril.
Ha acudido al Augusta National en cada uno de los últimos dos años para la cena de campeones. Como siempre, Woods subió las escaleras para entrar el vestuario reservado para los campeones del Masters. Pero no cargaba una bolsa de palos. Tampoco llevaba cajas de pelotas. Ninguna necesidad de registrarse. No tenía hora fijada para jugar.
Muy frustrante, dijo Woods. Porque adoro jugar en Augusta National. Me encanta. Y sé cómo jugar. A veces no lo hago bien, pero sé hacerlo... no hay otro campo de golf que se parezca en el mundo y tampoco otro torneo de golf como ese. Es un paraíso.
¿Podrá ganar? Pareciera una idea absurda considerando las circunstancias de Woods hace solo un año.
Le confesó a Jack Nicklaus en la cena de campeones el año pasado lo mucho que sufría con sus dolores, y Nick Faldo se sorprendió por su pesimismo. Woods se sometió a una cirugía de fusión en la parte baja de la espalda dos semanas después. Luego, tocando fondo, fue detenido al amanecer de un día feriado por conducir en estado de intoxicación cuando la policía en Florida le encontró dormido al volante de su automóvil.
La imagen de Woods con el puño cerrado en esa camiseta roja fue reemplazada por los ojos adormilados en la foto de la policía. Woods atribuyó su estado a una mala mezcla de medicinas y buscó tratamiento.
Bajo ningún concepto parecía un candidato al Masters en ese momento. Tampoco hace seis meses en la Copa Presidentes, donde como capitán auxiliar deslizó que su alejamiento del golf podría ser definitivo.
Ahora tiene un solo objetivo: otro chaleco verde.
Mi preparación solo apunta a abril, dijo.
¿Su gran obstáculo? Todos lo demás.
Para darle más sazón al Masters, que arranca el 5 de abril, los mejores golfistas llegan en buen momento para el primer grande del año. En las primeras 12 semanas, 11 de los jugadores que ganaron en la gira de la PGA ya era elegibles para el Masters.
Esa lista incluye a Phil Mickelson, aún vigente y capaz de consagrarse por cuarta vez en el Masters y convertirse en el campeón más longevo a sus 47 años. Su victoria sobre Justin Thomas en un desempate en México lo ratificó.
Woods, Thomas, Dustin Johnson y Rory McIlroy son los principales para este Masters, según las casas de apuestas.
Estoy muy ansioso, dijo Woods sobre sus ganas de participar en el torneo. Me siento que tengo las condiciones físicas para volver a hacerlo. Y promete ser muy divertido.