Latinoamericanos buscan reforma al sistema electoral de EEUU
BOSTON (AP) Donald Trump triunfó en Texas con el 52% de los votos durante las elecciones del 2016, pero se llevó la totalidad de los 38 delegados para el Colegio Electoral, del mismo modo que Hillary Clinton se alzó con los 55 delegados de California tras cosechar el 55% de los votos allí.
En 48 estados el ganador se lleva todos los delegados que elegirán al presidente, pero esa modalidad se suspenderá si prospera una campaña de sectores que la consideran inconstitucional, encabezada por la Liga de Ciudadanos Latinoamericanos Unidos.
Ya dieron un primer paso el mes pasado al radicar demandas en cuatro estados Massachusetts, Texas, California y Carolina del Sur aduciendo que la práctica de asignar todos los delegados al ganador de la votación popular, sin importar lo estrecha que pueda haber sido esa victoria, va en contra del principio de una persona, un voto y desconoce el sentir de quienes votaron por el candidato perdedor.
La Liga de Ciudadanos Latinoamericanos Unidos, conocida por sus siglas en inglés, LULAC, y la organización latinoamericana más antigua de Estados Unidos, dijo que esa práctica viola el derecho constitucional a la libertad de asociación, a la expresión política y a la protección bajo la ley.
Luis Vera, abogado del grupo, destacó lo sucedido en Texas y dijo que quienes votaron por Clinton básicamente vieron desaparecer sus votos.
Cuando ese voto llega al Colegio Electoral, es descartado. Lo contaron solo para tirarlo a la basura, sostuvo. En California sucedió lo contrario.
Vera dijo que su organización eligió adrede dos estados que tienden a votar por los demócratas y dos que lo hacen por los republicanos --Clinton obtuvo el 61% de los votos en Massachusetts mientras que Trump ganó Carolina del Sur con el 55%-- para poner de relieve que el sistema en el que el ganador se lleva todos los delegados perjudica a los votantes de los dos partidos.
Los demandantes tienen el apoyo de residentes locales, incluidos el actor y comediante Paul Rodríguez, californiano y republicano, y el ex gobernador republicano de Massachusetts William Weld.
Su objetivo es llevar el tema a la Corte Suprema, un camino largo e incierto, sin garantías de que el máximo tribunal siquiera acepte tomar el caso.
El grupo espera presionar a los estados para que adopten un sistema de distribución de delegados más proporcional.
Bajo un sistema proporcional, por ejemplo, Trump se hubiera llevado poco más de la mitad de los 38 electores de Texas y Clinton el 44%. Los restantes hubieran ido a otros candidatos que obtuvieron una cantidad mínima de votos.
Si en el 2016 hubiera regido un sistema proporcional de asignación de delegados, Clinton, que ganó la votación popular por casi 2,9 millones de votos, ocuparía hoy la presidencia, según Vera.
El dirigente, no obstante, afirmó que el objetivo de la iniciativa no es beneficiar a un partido u otro.
La iniciativa está siendo resistida por gente como William Galvin, quien como secretario de la mancomunidad de Massachusetts supervisa las elecciones a nivel estatal.
Galvin, quien es demócrata, sospecha que la reforma es una iniciativa republicana que busca arreglar las cosas para que el Colegio Electoral beneficie a Trump en el 2020.
Esto debería ser objeto de un debate nacional, no de una demanda, afirmó Galvin. Nadie piensa en las implicaciones. Nadie hizo un estudio estadístico.
Galvin sostuvo asimismo que la distribución proporcional de votos generaría dudas.
Cuando empiezas a hablar del porcentaje por el que ganaste en Ohio, surgen interrogantes y se transforma en un juego matemático, afirmó.
Esta no es la primera vez que se radican demandas para modificar el Colegio Electoral.
Hay quienes hablan de eliminar el Colegio Electoral directamente. Pero ello requeriría una enmienda a la constitución.
Una distribución proporcional de los votos, por otro lado, garantizaría que los candidatos le prestan atención a todos los estados.
En la actualidad, hay caso como el de Massachusetts, que no vota por un republicano desde Ronald Reagan y que es prácticamente ignorado por los republicanos en la campaña presidencial.