Cocaleros rebeldes ponen en jaque a Evo Morales
LA PAZ, Bolivia (AP) ¡Cocaleros de pie, nunca de rodillas!, gritaba un grupo de rebeldes que se enfrentó el jueves a la policía en momentos en que el presidente Evo Morales cosecha aplausos por sus gestiones en la Corte de La Haya a favor de una salida al mar para Bolivia.
Miles de cocaleros del norte de La Paz llegaron a esta ciudad para retomar el mercado de la hoja de coca, ocupado hace unos días por un grupo de cocaleros presuntamente afines al gobierno.
La policía resguarda el mercado de este producto en un barrio de La Paz e impide que los manifestantes desalojen a los nuevos ocupantes. La venta quedó suspendida y el perjuicio es para 35.000 cocaleros que no pueden vender su producción, dijo el viceministro de la Coca, Froilán Luna.
No sólo el narcotráfico mueve millones de dólares en la economía boliviana: también la venta legal de la hoja de coca, materia prima de la cocaína y de la que Bolivia es tercer productor después de Colombia y Perú con 22.000 hectáreas legales para usos tradicionales.
El jueves los rebeldes lanzaron a la policía llantas incendiarias, bombas caseras, piedras y hasta dinamita de poca potencia en un intento por retomar su sede. Una decena fueron detenidos, otros cientos gritaban.
No vamos a replegarnos mientras no recuperemos nuestra sede, dijo el líder de los cocaleros rebeldes Franklin Gutiérrez, pero Luna negó una supuesta intromisión. Es una disputa entre cocaleros y más bien el gobierno está buscando acercar a las partes, dijo.
Gutiérrez y sus seguidores eran fervientes defensores de Morales pero el divorcio surgió hace un año cuando el mandatario aprobó una nueva ley de coca que eleva de 12.000 a 20.000 las hectáreas legales y reconoce tres zonas legales para el cultivo, una de ellas el Chapare, feudo del mandatario que por más de una década lideró a los sindicatos para legalizar el arbusto en esa zona del centro del país.
Antes de esa ley la única zona legal era los Yungas en el norte de La Paz, donde la coca se ha sembrado desde antes de los incas.
En protesta los cocaleros de Yungas quemaron credenciales del gobernante Movimiento al Socialismo (MAS) y retiraron el retrato de Morales de sus sedes sindicales.
Desde entonces, el gobierno busca asfixiarnos económicamente, se niega a aprobar permisos para la comercialización y con la complicidad de un grupo de cocaleros ha tomado el control del mercado de la coca, dijo Gutiérrez.
Una caja fuerte hallada en la oficina de ese dirigente al interior del mercado ha develado otras razones para la disputa.
La caja fuerte no fue abierta, pero Gutiérrez dijo que ahí guardan las recaudaciones por permisos para vender coca que en el pasado han servido incluso para financiar la lucha del propio Morales al frente de los sindicatos cocaleros.
El grupo de Gutiérrez reconoció haber manejado en dos años al frente de su sindicato un equivalente a 3,2 millones de dólares por cobros a sus afiliados.
Las autoridades han denunciado que sindicatos cocaleros presionan económicamente a sus afiliados. Opositores y analistas afirman que ese mismo mecanismo es usado por el gobierno para mantener lealtades.
Según la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) el valor de la hoja de coca es de 273 millones de dólares anuales, 0,8% del PIB. Esta cifra es tres veces superior a la que representó toda la exportación de quinua en 2017. Este cereal se ha vuelto popular en varias partes del mundo y es uno de los productos estrella de Bolivia.
Esa misma oficina asegura que la coca del Chapare se desvía al narcotráfico. En Yungas los controles del gobierno y de los propios cocaleros no han impedido desvíos de la coca legal a la fabricación de cocaína.
Analistas consideran que Morales ha ido perdiendo apoyo en el último tiempo incluso de sectores que le eran muy leales.