Salida de Tillerson lleva a inesperado ascenso de su vocera
WASHINGTON (AP) Cuando el secretario de Estado Rex Tillerson fue despedido, su portavoz se encontraba al otro lado del mundo, una distancia que tanto él como su círculo más cercano preferían e imponían.
Ahora, Tillerson deberá de abandonar su puesto en el Departamento de Estado luego de que el presidente Donald Trump lo despidió, y la portavoz Heather Nauert poco a poco va subiendo.
La embajadora de Estados Unidos ante la ONU, Nikki Haley, y Nauert forman parte de las pocas mujeres en el gobierno de Trump que tienen una voz fuerte y firme en cuanto a política exterior. Solo tres funcionarios del Departamento de Estado, todos hombres, superan el puesto de Nauert, una ex presentadora de noticias para Fox News que rechazó comentar al respecto.
El vertiginoso ascenso de Nauert se produce incluso después de que hace una semana parecía al borde de estar fuera.
Le negaron todo tipo de acceso cercano al jefe, el cual todos los secretarios de prensa anteriores del Departamento de Estado habían disfrutado. Así que Nauert intentó defender al diplomático más importante del gobierno y explicaba sus acciones a los medios de comunicación de todo el mundo sin poder acompañar a Tillerson a sus viajes internacionales o asistir a la mayoría de sus reuniones en Washington.
Frustrada por estar marginada, Nauert estuvo a punto de presentar su renuncia en varias ocasiones. Había dicho a sus colaboradores que estaba lista para uin cambio.
Cuando Trump botó a Tillerson en un tuit, Nauert estaba en un túnel construido por el grupo extremista Hamas en la frontera cercana a la Franja de Gaza, como parte de un tour organizado por el Ejército israelí que tenía como fin mostrar las rutas de contrabando que utilizan los milicianos.
Nauert recibió la noticia de Tillerson con sorpresa y tanto ella como el resto de la delegación se vieron obligados a finalizar el recorrido y regresar a Jerusalén para lidiar con la crisis. Al poco tiempo, Trump también despidió al vicesecretario de Estado, quien había defendido públicamente a Tillerson.
El presidente nombró a Nauert para ocupar esa posición, lo que la colocó casi en la punta de la jerarquía de la diplomacia estadounidense.
Nauert comentó a los colaboradores que se sorprendió con la acción del mandatario y que recomendó a un colega para el trabajo. Pero cuando los funcionarios de la Casa Blanca le dijeron que querían que ella ocupara el cargo, aceptó.