Los Cachorros ya no son adorables perdedores
Cuando Javier Báez tuvo que salir de un juego de pretemporada por una molestia en la pierna, el pavor cundió en las redes sociales entre los fanáticos de los Cachorros de Chicago.
Pero tan solo fue un calambre causado por una deshidratación del segunda base puertorriqueño, así que todo el mundo respiró tranquilo.
Con Yu Darvish en la rotación, un nuevo cerrador en Brandon Morrow y una alineación que regresa intacta con Anthony Rizzo y Kris Bryant a la cabeza, los Cachorros tienen renovadas ambiciones para 2018.
Todo el mundo está muy bien, hay mucha energía en el camerino", declaró Báez sobre el ambiente. Desde que Darvish firmó, con todo el grupo juntos, las sensaciones son muy buenas. Siento que el equipo está igual de motivado que el de 2016. Ya se verá cuando esto empiece.
El inolvidable 2016 fue el año en el que los Cachorros conquistaron su primer campeonato de la Serie Mundial desde 1908. El objetivo es un segundo título en tres años, amén de alcanzar algo inédito en la historia de la franquicia: clasificarse a los playoffs cuatro años seguidos.
Ya no son los "adorables perdedores" de antes.
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LA EXCUSA DE LA RESACA
¿Qué pasó con la defensa del título?
Tras el éxtasis de su coronación, Chicago arrancó a los tumbos y necesitó de un gran impulso en la segunda mitad para distanciarse de Milwaukee y asegurar el primer puesto de la División Central de la Liga Nacional. Ganaron una extenuante serie divisional ante Washington para luego sucumbir mansamente ante los Dodgers en la serie de campeonato del circuito.
Durante el curso del año, la justificación para los problemas de los Cachorros fue que estaban bajo los efectos de la resaca de la coronación.
En realidad, el principal enemigo estuvo siempre a la vista: su pitcheo abridor no fue el mismo de las dos campañas previas.
En 2015, cuatro de sus abridores cumplieron por lo menos 31 aperturas y lanzaron 170 innings en la temporada regular. Fue lo mismo en 2016, cuando cuatro abridores alcanzaron el mínimo de 29 aperturas y 170 innings, con un quinto (Jon Lester) totalizando 32 aperturas y 203 entradas.
Mientras los abridores del equipo de 2016 sumaban la mayor cantidad de innings lanzados en las mayores con 989, el conjunto del año pasado declinó al 15to lugar con 888. Por ahí se explica que su número de victorias decayó de 103 a 92.
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SOLUCION DARVISH
La respuesta en el receso de invierno fue adquirir a Darvish por 126 millones de dólares y seis años. El derecho japonés, cuatro veces seleccionado al Juego de Estrellas, era el mejor lanzador disponible en la agencia libre y llenará la vacante dejada por Jake Arrieta. También trajeron a Tyler Chatwood por 38 millones y tres años para reemplazar a John Lackey.
Ambos se unen al grupo que integran Lester, Kyle Hendricks y José Quintana, el zurdo colombiano que obtuvieron a mitad del año pasado en un canje con sus vecinos Medias Blancas, y que esta temporada cobrará unos módicos 8,35 millones y seguirá bajo control hasta 2020.
"Yu fue nuestro objetivo principal", señaló Theo Epstein, el presidente de operaciones de béisbol. "Lo hemos adquirido en un punto maravilloso de su carrera, en el que ha madurado y está listo para cosas especiales, con la Serie Mundial como su primera prioridad".
Darvish, de 31 años, se destacó con los Dodgers en los últimos dos meses de la campaña regular y en las primeras vueltas de la postemporada hasta que se derrumbó en sus dos aperturas de la Serie Mundial ante los eventuales campeones, los Astros de Houston.
"Hemos obtenido al tipo que hemos visto los últimos seis (años). Dos aperturas no cambian nada. Creo que solo servirán para motivarle", dijo Morrow, compañero de Darvish con los Dodgers.
Hablando de Morrow. El sucesor de Wade Davis será cerrador por primera vez en una década, luego de hacerlo con Seattle.
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AL ATAQUE
La ofensiva rindió óptimamente en 207, con un promedio de 5.07 carreras anotadas por juego que fue el segundo mejor de la Nacional, por detrás de Colorado.
Con Bryant y Rizzo en las esquinas, su cuadro interior sigue siendo uno de los más formidables de las mayores. El primera base Rizzo lideró al equipo con 32 jonrones y 109 impulsadas El tercera base Bryant bateó para .295 con 29 jonrones y 73 impulsadas, tras ganar el premio al Jugador Más Valioso de 2016. Báez fijó records personales en su cuarta campaña con 23 jonrones y 75 impulsadas. Tampoco se debe pasar por alto al receptor venezolano Willson Contreras (21 jonrones y 74 empujadas)
Pero el vaso quedó medio lleno debido a las prestaciones incompletas de sus jardineros Jason Heyward y Kyle Schwarber.
En la primavera, Schwarber ha lucido más ágil tras rebajar 20 libras. Su 2017 fue para el olvido. Aunque disparó 30 jonrones, bateó para .211 y se llevó 150 ponches en 129 juegos, no pudo con la responsabilidad de tener el primer turno en el orden y debió ser enviado a las menores para trabajar en su swing. Con una defensa que no convence, se mantiene como titular en el jardín izquierdo.
Nadie puede reprocharle a Heyward por su defensa y dotes de líder, pero su producción ofensiva ha dejado mucho que desear para alguien con un salario anual de más de 21 millones promedia un OPS de .756 en ocho años de carrera.
Lo que facilita la tarea al manager Joe Maddon es que dispone de una variedad de opciones en los jardines como Ian Happ, Albert Almora y Ben Zobrist. También esperan más producción de su torpedero Addison Russell tras retroceder el año pasado con un OPS de .722 y sufrir una lesión en el pie.
"Nuestros rivales nos tendrán otra vez en la mira", advirtió Maddon. "Así que vamos a tener que despegar mejor de lo que hicimos el año pasado, con más intensidad en lo mental".
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