Bachelet, impulsora de reformas progresistas, deja el poder
SANTIAGO DE CHILE (AP) Michelle Bachelet concluye su segunda gestión como presidenta de Chile tras cuatro años en los que su gobierno izquierdista logró impulsar reformas progresistas en temas como el aborto en un país que, sin embargo, decidió devolverle el poder a la centroderecha en medio de una desaceleración económica y escándalos familiares que dañaron su imagen.
Tal como ocurrió al final de su primer mandato (2006-2010), Bachelet entregará el domingo el ejecutivo a Sebastián Piñera, un multimillonario empresario que ha prometido fortalecer la economía chilena.
Bachelet, quien ha dicho que no abandonará su actividad política, dejará el poder con su coalición política de izquierda, Nueva Mayoría, desgastada y dividida.
No me voy a quedar en mi casa tejiendo, primero porque no sé tejer y porque las cosas me importan y si yo puedo ayudar en algo, allí voy a estar, dijo recientemente entrevistada en televisión por el conductor Mario Kreutzberger.
Luego de dejar el poder tiene previsto trabajar como asesora a distancia de la agencia mediadora de conflictos internacionales de Naciones Unidas y además aceptó la presidencia del programa Alianza para la salud Madre, el recién nacido y el niño, de la Organización Mundial de la Salud, confirmó su vocera, ministra Paula Narváez.
Cuando Bachelet abandone el mando partirá la última autoridad femenina de América y a diferencia de sus otrora colegas, no enfrenta acusaciones judiciales, como la expresidenta argentina Cristina Fernández, que tiene dos causas por corrupción, y la exmandataria de Brasil, Dilma Rousseff, destituida por presuntamente alterar cuentas fiscales.
Su gobierno quedó marcado por un hecho familiar: su nuera Natalia Compagnon y su hijo mayor, Sebastián Dávalos, fueron investigados judicialmente por un negocio inmobiliario legítimo aunque poco ético, que derivó en otras indagaciones por fraude tributario y uso de facturas falsas. La fiscalía ha dicho que investigará a Dávalos por supuesto fraude a un empresario.
Bachelet no ha sido acusada de ninguna irregularidad en torno al caso de su hijo y su nuera, aunque su imagen quedó dañada por lo que varios consideraron un manejo inapropiado del caso. El hecho marcó una drástica caída en la aprobación de la mandataria, quien nunca logró recuperar sus niveles anteriores de aceptación.
El caso estalló en febrero de 2015, cuando estaba de sus vacaciones en una isla del sur chileno. La mandataria no suspendió su descanso y al regresar a Santiago dijo que sólo se enteró por la prensa del caso que afectaba a su familia, lo cual desató una andanada de críticas.
El sociólogo y analista político Miguel Zlosilo dijo a The Associated Press que con esa declaración Bachelet acabó su capital político, lo liquidó.
Su gobierno alcanzó éxitos impensados en el 2010 --cuando nació un movimiento estudiantil que se tomó las calles chilenas-- como favorecer con educación gratuita al 60% de los estudiantes universitarios de sectores más pobres y aumentar fuertemente las guarderías infantiles para sectores pobres y de ingresos medios.
Inicialmente Bachelet aspiraba al 100% de gratuidad universal para los estudiantes universitarios, pero una desaceleración económica por la fuerte caída en los precios del cobre, su principal producto de exportación, se lo impidió.
Zlosilo señaló que antes de la gratuidad al 60% de los más pobres, en Chile un 40% de ese mismo grupo era financiado con becas y otros subsidios, algunos de los cuáles debían devolver a largo plazo.
Bachelet impulsó cinco reformas estructurales: tributaria, educacional, constitucional, una laboral y una previsional.
Según Zlosilo, la reforma tributaria es un objetivo a medias porque no se lograron las metas de recaudación, que eran llegar a un 3% del PIB. La educacional está aún a medio camino, porque siguen los préstamos bancarios para pagar la educación, la gratuidad no es universal y falta mucho que avanzar en el aspecto de la calidad.
Y apenas cinco días antes de dejar el poder envió un proyecto de nueva Constitución al Congreso, aunque es improbable que avance con Piñera.
Cristobal Bellolio, de la escuela de gobierno de la Universidad Adolfo Ibáñez, dijo a la AP que el proyecto constitucional tendrá poco destino, porque la coalición de izquierda es minoría legislativa y la derecha no considera que necesitemos una nueva constitución.
En un país considerado bastante conservador, dos de los mayores éxitos de Bachelet fueron el acuerdo que permite la unión legal de parejas del mismo sexo sin ser un matrimonio, y la despenalización del aborto por tres causas (inviabilidad del feto, violación y peligro de muerte de la madre).
Cerca de su aprobación quedó la Ley de Identidad de Género, que permitirá a los transgéneros mayores de 18 años solicitar en el Registro Civil el cambio de nombre y sexo en su partida de nacimiento. Una comisión mixta de diputados y senadores debe dirimir las diferencias entre las dos cámaras centradas básicamente en qué pasa con los menores de edad. Una comisión mixta resolverá el tema en el próximo gobierno.
Lo que hizo Bachelet en cuanto a las reformas progresistas, consideró Bellolio, fue cobrar victorias que de una u otra manera estaban aseguradas.
La opinión pública chilena estaba lista para algunos de esos cambios, según mostraban diversas encuestas en las que se evidenciaba un importante apoyo al aborto por tres causales y a la unión legal de personas del mismo sexo.
Bachelet logró más cambios culturales que reales, dijo Zlosilo.
Bachelet fue criticada por no haber aprovechado mejor la mayoría que tuvo en el senado y la cámara de diputados para haber enviado antes los proyectos más difíciles de aprobar, como el de la gratuidad de la enseñanza universitaria, a la que se opone Piñera.
La mancha en el gobierno estuvo en el área económica, que además de la baja del cobre, enfrentó una baja en las inversiones internas y una desaceleración generalizada que llevó a que el PIB chileno creciera apenas en torno al 1,8% en esta gestión, el menor de todos los gobiernos democráticos desde el fin de la dictadura en 1990.
Una reciente alza en el cobre y una agilización en la actividad minera interna ha hecho que varios sectores vean con buenos ojos los inicios del gobierno de Piñera, cuya principal promesa es retomar el crecimiento.