El 'castrochavismo' ya est? aquí
Sobran los argumentos para asegurar que 'castrochavismo' no es más que un término vacío, que ha sido infundado con el fin de generar miedo sobre una posible aproximación de la situación de nuestro país al debacle político, económico y social que hoy vive Venezuela. Su origen es difuso, pero en lo que si hay claridad es en el fin con el que es utilizado y ampliamente difundido. El que no es más que generar pánico para sacar provecho político de esto.
Debido a la fortaleza de los argumentos lógicos y concisos que han demostrado lo bufo que representa la utilización de esta palabra, en las últimas semanas ha menguado su uso, pero sigue tomando fuerza la caricaturesca teoría de que un posible gobierno diferente al de la extrema derecha que hoy nos gobierna, representaría el encause de nuestro destino a las sendas de la miseria, el hambre y el trunque de nuestros derechos y/o libertades individuales. Algo no muy distinto, más bien idéntico, a lo que vive Venezuela.
La aseveración de este término no es más que la continuación del método proselitista utilizado desde hace varios años por parte de un sector político que, gracias a este, no necesita preocuparse por plantear argumentos, propuestas sólidas o planes de gobiernos concisos.
Tal metodología consiste en idear una hipotética situación de caos, relacionar a los contradictores con la iniciación de tal situación y atribuirse, con bombos y platillos, y hasta con un toque de demagogia, ser la panacea redentora ante tal situación hipotética de terror, y además ser la única opción posible de salvación.
Unos años atrás la lucha contra las Farc representó, para este método, la situación de terror que se necesitaba extinguir. Pero ante la desmovilización de este grupo guerrillero y al ya no representar un peligro inminente para la seguridad nacional, quienes se nutren del miedo se vieron obligados a idearse al monstruo ideológico del 'castrochavismo' o a la aproximación de nuestra situación a la de Venezuela.
Pero en esta ocasión, además de poner en marcha el plan de infundir miedo, ha sido necesario trabajar fuertemente en la desinformación masiva a través de las famosas fake news (noticias falsas), debido a lo majadero que pudo resultar hacer posible que la opinión publica creyera en la teoría de "nos vamos a convertir en otra Venezuela", y también a la fuerte lucha que los estudiosos, académicos e intelectuales hicieron a esta teoría. Esfuerzos de lucha que fueron en vano, porque en el ciudadano de a pie tal hipótesis caló con mucho ahínco.
Dentro de este ejercicio de desinformación llevado a cabo, se ha hecho un importante esfuerzo en equiparar nuestra realidad a la vivida en el 'paraíso' y en contrastar esta, inexistente, situación paradisiaca con la miseria que afronta el pueblo venezolano. Es decir, sobre nuestra crítica realidad se difunde la idea de que estamos bien, por lo que no son necesarias propuestas sobre educación, salud, desempleo, inseguridad, etc. Sino simplemente un plan para desterrar de nuestro territorio "cualquier intento de llevarnos al 'castrochavismo'". Así funciona.
Pero si el 'castrochavismo' es relacionado con hambre, muerte, miseria, pobreza, inseguridad, corrupción (y pare de contar), no es descabellado afirmar que no estamos lejos de parecernos a Venezuela y que, más allá de que alguien con el gen comunista (o socialista) pretenda gobernar, nuestro país, en distintos aspectos, vive situaciones igual o peores de críticas que las que el país vecino afronta.
Basta con dar un paseo por cualquier hospital o clínica de cualquier EPS para evidenciar la crisis humanitaria que vivimos en este aspecto. Diariamente mueren miles de colombianos a la espera de atención médica, no en vano, cada año, según cálculos de la Defensoría del Pueblo, se presentan 120.000 acciones de tutela con el fin de exigir la prestación de servicios de salud a las entidades encargas de hacerlo.
Según el último informe de Desarrollo Humano de la ONU, nuestro país es el tercero más desigual del mundo; superando solamente a Haití y Angola.[1] Y de acuerdo a los recientes informes de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, Cepal, en nuestro país la pobreza dejó de disminuir como lo venía haciendo en la década anterior[2]. Sin necesidad de recurrir a informes de organismos internacionales, es suficiente con visitar las zonas rurales de nuestro país y las periferias de las zonas urbanas, para constatar que para ellos el desarrollo nunca ha llegado y que la pobreza extrema siempre ha estado latente.
La corrupción es, quizá, el peor de nuestros males y del que se desencadenan varios de estos. En el Índice de Percepción de Corrupción a nivel mundial, realizado por Transparencia Internacional, estamos cada vez peor: nuestro país ocupa el puesto 96 de 180 países (en el último año descendimos 6 puestos)[3]. En palabras del mismo Contralor general de la República, Edgardo Maya, "la corrupción está acabando con el Estado". Solamente en el caso Reficar[4] (Refinería de Cartagena), uno de los casos de corrupción más sonados de los últimos años, se perdieron cerca 600 mil millones de pesos (la cifra no es exagerada, así de grande fue la defraudación).
La corrupción tiene consecuencias desastrosas, tal como la muerte de cientos de niños Wayúu en el departamento de La Guajira por desnutrición, a causa del robo de los recursos destinados para ellos; y es tan alta que hasta en la campaña de nuestro actual presidente se llevaron a cabo actos de corrupción, al recibir dineros de Odebrecht.
Si el 'castrochavismo' es hambre, miseria, corrupción, muerte y violación de derechos humanos, entonces está en nuestro país desde hace varias décadas. Y no hemos necesitado tener un gobierno socialista o comunista para llegar a tales extremos. Pruebas hay suficientes para evidenciar que, en varios aspectos, estamos en situaciones similares y hasta peores que las que vive hoy Venezuela.
Esa misma clase política que nos ha mantenido inmersos en tales condiciones, hace todo lo posible para que el país hoy crea que estamos lejos de estas, que su continuidad en el poder nos alejaría aún más de ellas, y que una posible victoria de un gobierno alternativo y con propuestas alejadas a lo que se aplica en el vecino país, nos hundiría en las profundas sendas del 'castrochavismo'.
Ante tal cinismo exacerbado, es importante preguntarnos: ¿los males propios de ese tal 'castrochavismo', de los que nos pretenden librar los mismos que nos han mantenido en estos, no están ya aquí inmersos desde hace varios años?
[1] http://www.portafolio.co/economia/finanzas/colombia-supera-haiti-angola-desigualdad-149970
[2] http://www.eltiempo.com/economia/sectores/la-pobreza-esta-aumenta-en-colombia-debido-a-la-concentracion-del-ingreso-168736
[3] https://transparencia.org.es/wp-content/uploads/2018/02/tabla_sintetica_ipc-2017.pdf
[4] https://www.kienyke.com/krimen/el-robo-la-nacion-con-reficar-supero-los-600-mil-millones