Trump pasa del muro fronterizo a la inmigración legal
La parte más controvertida de la nueva propuesta del presidente Donald Trump para proteger a los dreamers no tiene nada que ver con ellos. Son las posibles repercusiones del plan en la inmigración legal las que suscitaron el viernes un enérgico rechazo demócrata y parecían echar por tierra la oportunidad de lograr un acuerdo bipartidista en el Congreso.
La propuesta que la Casa Blanca esbozó el jueves pondría fin a gran parte de la inmigración basada en los lazos familiares y al programa de lotería de visas, acciones que según algunos expertos podrían reducir casi a la mitad la inmigración legal hacia Estados Unidos.
El plan podría evitar la deportación de unos 700.000 inmigrantes jóvenes e incluir una vía para su naturalización, propuesta que la Casa Blanca describió como una concesión a los demócratas. Sin embargo, también fue una victoria para los sectores intransigentes sobre inmigración y un cambio radical a una política en Estados Unidos que por mucho tiempo se había enfocado en cómo detener los cruces fronterizos ilegales, no en cómo frenar la inmigración legal.
Representa un enorme cambio de discurso y posición, dijo Alex Nowrasteh, de la organización conservadora Cato Institute. La gente ha hablado desde siempre de la inmigración ilegal, y ahora esta postura contraria a la inmigración legal se ha vuelto norma en gran parte del Partido Republicano.
El demócrata de mayor rango en el Senado, Chuck Schumer, describió el viernes el plan como una lista de deseos para intransigentes. Reconoció las coincidencias en la protección para los inmigrantes beneficiados con el programa Acción Diferida para los Llegadas en la Infancia (DACA por sus iniciales en inglés). Sin embargo, Schumer acusó a Trump de utilizar a los dreamers como un instrumento para destrozar nuestro sistema de inmigración legal y adoptar la lista de deseos que los sectores intransigentes contrarios a la inmigración han defendido durante años.
Los demócratas forzaron el pasado fin de semana un cierre del gobierno en un intento de acelerar las negociaciones sobre los dreamers, que en marzo podrían perder el beneficio que los ampara de la deportación. La propuesta de Trump fue la primera iniciativa pública detallada de la Casa Blanca.
El viernes, el mandatario acusó a Schumer de complicar las conversaciones. ¡El DACA se volvió más difícil por el hecho de que el chillón de Chuck Schumer recibió tantas críticas por el cierre de gobierno que es incapaz de actuar sobre la inmigración!, escribió Trump en Twitter.
Al incluir en su propuesta reducciones a la inmigración legal, Trump presentó ideas defendidas durante décadas por una parte de los sectores intransigentes, aunque con poco impulso en Washington. Trump caracterizó la propuesta como un intento de dar prioridad a los inmigrantes con habilidades específicas y no por los lazos familiares.
Estados Unidos acepta cada año alrededor de un millón de inmigrantes legales, y casi 13% de los habitantes del país nacieron en el extranjero, la proporción más grande en casi un siglo. El sector de línea dura afirma que la llegada de esas personas reduce los salarios de los estadounidenses nacidos en el país y supone una carga para los recursos públicos.
Cuando se recibe el equivalente a una gran zona metropolitana cada año, eso tiene sus consecuencias en todos los aspectos de la vida, afirmó Ira Mehlman, de la Federación a Favor de una Reforma a la Inmigración en Estados Unidos, un grupo que aboga por la llegada de menos extranjeros.
Sin embargo, muchos economistas y empresas afirman que existen pocas estadísticas que muestren que la inmigración es mala para la economía y sí muchas que muestran que es un beneficio neto.
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