Productores agropecuarios de Uruguay protestan por tarifas
DURAZNO, Uruguay (AP) Decenas de miles de productores rurales uruguayos respondieron el martes a una convocatoria nacida en grupos de Whatsapp y se reunieron para protestar por el excesivo gasto estatal y el alto precio del combustible y de las tarifas eléctricas que, según sostienen, están ahogando al sector.
Un Estado insaciable aborta cualquier posibilidad de competir en igualdad de condiciones con los mercados vecinos, dijo la proclama leída frente a un mar de banderas uruguayas en las afueras de la ciudad de Durazno, en el centro geográfico del país, 180 kilómetros al norte de Montevideo.
Los organizadores estimaron la asistencia en una cifra entre 30.000 y 40.000 personas. En las horas previas al acto se produjeron grandes embotellamientos en las rutas que llegan a Durazno.
Una y otra vez los productores recordaron que el precio de los combustibles y de la energía eléctrica de Uruguay son más altos que en los países vecinos.
Según la consultora privada Seg Ingeniería, que monitorea el mercado energético local, en diciembre un litro de gas oil costaba 1,33 dólares en Uruguay, 1,20 en Argentina, 1,01 en Brasil y 0,85 en Chile. En cuanto a la nafta, un litro en Uruguay costaba 1,59 dólares y también superaba los precios de Argentina (1,37), Brasil (1,24) y Chile (1,23).
En cuanto a la electricidad, el costo de un megavatio hora para el sector productivo tenía un costo en Uruguay en diciembre de 133 dólares, mientras que en Argentina era de 114, en Brasil 125 y en Chile 131.
En otro de los discursos de la jornada, el consultor agropecuario Eduardo Blasina dijo que Uruguay ha logrado fama y prestigio mundial por un ambicioso plan que transformó su matriz energética aprovechando las energías naturales, pero los precios de la electricidad no han bajado para los ciudadanos.
¿Cómo puede ser que nada de esa revolución le llegue al consumidor y sólo se use el costo de la energía para recaudar?, se preguntó.
Blasina agregó que en 2004 el Estado uruguayo tenía un presupuesto de 3.300 millones de dólares anuales y hoy tiene uno de 17.000 millones, lo cual es realmente excesivo.
Con una bandera uruguaya entre sus manos, el ingeniero agrónomo jubilado Fernando Olaso dijo a The Associated Press que ya no trabaja en el campo pero concurrió al acto por solidaridad con quienes aún lo hacen. El mensaje es que bajen el gasto público de una vez. Ya no se soporta más. ¡Falta sólo que pongan un impuesto para ir a la playa!, aseguró.
Los productores exigieron que el gobierno baje las tarifas, recorte sus gastos políticos, dé señales de austeridad y mejore los criterios que aplica a sus políticas sociales. También reclamaron que el peso uruguayo baje su cotización respecto al dólar, una medida que es resistida por otros sectores.
Varios dirigentes políticos de la oposición concurrieron al acto aunque los organizadores hicieron hincapié en que ellos son autoconvocados y no responden a ningún partido ni gremio.
Esta cantidad de gente no es sólo del agro. La gente se cansó de un modo de hacer política, de toda la política, no sólo del gobierno, dijo a la AP el diputado Armando Castaigndebat, del opositor Partido Nacional.
En los discursos abundaron las referencias a actos de corrupción y prebendas de políticos del gobierno y la oposición. En 2017, el vicepresidente Raúl Sendic, quien era una de las principales promesas de la coalición gobernante del izquierdista Frente Amplio, debió renunciar jaqueado por denuncias de corrupción.
En las proclamas leídas, los productores también criticaron que el gobierno otorgue beneficios impositivos a grandes empresas internacionales que sólo representan al 3% de todas las empresas del país, y en cambio no apoye a las pequeñas compañías que generan la mayoría de los empleos.
En la última década desaparecieron en el país 12.000 empresas agropecuarias, de las cuales 11.000 eran pequeñas, dijeron los organizadores.
Uruguay es un país agropecuario. La carne vacuna fue en 2017 el principal producto de exportación y la soja el tercero. Entre ellas se ubica la pasta de celulosa, un sector que se ha expandido en los últimos años con inversiones internacionales estimuladas con beneficios fiscales.