Migrantes cambian a riesgosa ruta a España y Europa
MADRID (AP) Los contrabandistas tomaron los ahorros de Rodriguez Tankeu y desaparecieron, dejando al joven de 25 años desconcertado cerca de Trípoli, la capital libia. El ex mecánico de autos se dirigió a Argelia, donde vio como todos los espacios en embarcaciones con motores ir a parar a migrantes con más recursos.
Sin fondos, agotado y desesperado, se fue más al oeste.
Marruecos era mi última esperanza, dice Tankeu. O llegaba a Europa o tiraba la toalla de una vez por todas.
Argelia y Marruecos son puntos de partida utilizados por cada vez más migrantes económicos y buscadores de asilo cuyos arribos aumentaron a más del doble el año pasado a través del peligroso cruce del Mediterráneo occidental.
Libia y Turquía se esfuerzan por impedir que los migrantes partan hacia Europa. Los controles ayudaron a reducir en un tercio el número de migrantes que llegan a Italia y en más de 70% en Grecia el año pasado, de acuerdo con la agencia fronteriza europea Frontex.
España, uno de los autores del plan europeo para limitar la inmigración, entrenó y financió los esfuerzos de gobiernos como el de Turquía. Pero es el miembro de la UE que podría enfrentar la mayor presión si los migrantes siguen desplazándose a oeste. El presidente del gobierno español ha pedido al bloque que incremente los fondos para los países del sur de Europa.
Los observadores dicen que los recientes disturbios en la región de Rif, en el norte de Marruecos, han contribuido al cambio en los patrones de migración. El foco en el conflicto interno ha relajado la vigilancia de salidas de migrantes, y jóvenes marroquíes se han sumado a argelinos y africanos subsaharianos en busca de una vida mejor.
En Marruecos, Tankeau pensó en comprar una frágil balsa inflable para cruzar la agitadas aguas en la entrada del Mediterráneo. Pero habiendo crecido en Douala, una localidad portuaria en Camerún, conocía los peligros de una travesía marítima. Además, no le quedaba dinero.
Eventualmente, el joven se sumó a otros centenares que se reúnen en campamentos en los bosques para atravesar la cerca a Ceuta, un enclave español en el borde norte de África. Tres veces fue interceptado y tres veces regresó. El verano pasado, en su último intento, logró cruzar al otro lado.
"He pagado un alto precio por mi sueño europeo. No lo volvería a hacer, dice Tankeu en un centro de migrantes en Madrid donde recibe consejos mientras lidia con la compleja burocracia española para solicitantes de asilo.
De acuerdo con la Organización Internacional de Migración, más de 28.300 migrantes entraron a Europa vía España el año pasado. Al menos 6.200 personas cruzaron las fronteras de Ceuta y Melilla _ otro enclave español en Marruecos _, saltando las cercas u ocultos en vehículos.
Pero los mayores números llegaron por mar _ un total de 22.100 en el 2017, comparados con 8.100 el año previo. Ese marcado incremento crea temores sobre lo que se avecina.
Las políticas europeas actuales son un caldo de cultivo perfecto para que se intensifiquen los flujos en el corredor del Mediterráneo occidental, dice Estrella Galán, secretaria general de CEAR, una organización no gubernamental que trabaja con solicitantes de asilo.
O se cambian las políticas, o vamos a seguir este ciclo, repitiendo la historia en uno u otro punto constantemente.