A 4 años, bar reemplaza a laboratorio antidopaje en Sochi
SOCHI, Rusia (AP) ¿Alguien quiere una bebida del laboratorio antidopaje en Sochi?
El inmueble que se convirtió en el eje del escándalo de dopaje que empañó los Juegos Olímpicos de Invierno realizados en 2014 en esta localidad rusa alberga ahora un restaurante cuyos dueños no tienen empacho en hacer referencia al turbio caso, en medio del auge turístico de la zona.
Grigory Rodchenkov, exdirector del laboratorio, testificó que se suministraban sustancias prohibidas a los deportistas rusos y se encubrían los casos. Cuatro años después, los cócteles ofrecidos en el mismo espacio contienen sólo alcohol, no esteroides.
Entre las bebidas que se expenden, hay una denominada muestra B, en referencia a un segundo análisis que suele confirmar si un deportista dio positivo de dopaje. En el restaurante, este cóctel contiene tequila, Sambuca y salsa picante.
Meldonio, la sustancia por la que dio positivo en 2016 la tenista Maria Sharapova, es aquí el nombre de una mezcla de absenta y Red Bull.
¿Mejora el rendimiento deportivo? Difícilmente.
El inusitado menú busca que no se olvide la historia de este edificio... se trata de historia, comentó a The Associated Press la gerente del local, Elena Dyatlova, quien sin embargo reconoce que el escándalo de dopaje es algo realmente desagradable para Rusia.
Rodchekov confiesa que despachaba otro tipo de sustancias en 2014. Ha testificado que suministraba esteroides disueltos en vermouth o whiskey a destacados deportistas rusos antes de los Juegos Olímpicos de Sochi, como parte de un programa de dopaje auspiciado por el Estado. Luego, encubría el dopaje al sustituir muestras de los deportistas por las tomadas a personas que no habían consumido sustancias prohibidas.
Las muestras limpias eran llevadas al laboratorio mediante un boquete en un muro de lo que debió ser un almacén celosamente resguardado.
Cualquier evidencia de aquel agujero ha desaparecido tras la remodelación para crear el restaurante y otros negocios en el inmueble.
El Comité Olímpico Internacional ha aceptado las declaraciones de Rodchenkov, pese a las objeciones del gobierno ruso. En consecuencia, impuso una suspensión vitalicia a 43 deportistas de Rusia y obligó a que el país compita bajo una bandera neutral durante los Juegos Olímpicos de Invierno que se inauguran el mes próximo en Pyeongchang, Corea del Sur.
Afuera del laboratorio, Sochi es una ciudad definida por su legado olímpico.
Los turistas la recorren y se toman selfies frente a las placas conmemorativas en el Parque Olímpico, donde se muestran los nombres de los medallistas de 2014, incluidos los sancionados por el COI. El tiempo y las inclemencias meteorológicas han borrado prácticamente algunos nombres. El COI también borró de su registro los de 13 medallistas rusos.
Para muchos visitantes, los deportistas castigados siguen siendo campeones.
Me enoja esto. Pienso que no pueden dejar así a nuestros deportistas, y que no deberían competir con una bandera neutral, opinó Karina Tolmachyova, abogada de la ciudad industrial de Saratov, quien pasaba sus primeras vacaciones en Sochi, donde pensaba esquiar.
El gobierno ruso erogó unos 51.000 millones de dólares en los Juegos Olímpicos y en infraestructura relacionada para Sochi. La ciudad disfruta todavía algunos de los beneficios.
Sergei Yurchenko, el vicealcalde, afirma que la población se ha elevado en 50%, a 600.000 habitantes, desde los Juegos Olímpicos. Muchos rusos se han mudado al sur, en busca de un clima más templado. El rápido crecimiento está obligando a que las autoridades locales construyan más escuelas.
Sochi ofrece la posibilidad de practicar esquí en el invierno. Durante el verano, se pueden disfrutar sus playas, y Yurchenko afirmó que 6,5 millones de turistas llegaron el año pasado. De ellos, el 85% tenía la nacionalidad rusa.
Los Juegos Olímpicos fueron un gran impulso para el desarrollo general de la ciudad, indicó Yurchenko a la AP. Consideramos que la ciudad se ha convertido en otra nueva, como si se hubiera construido de nuevo.