El mundo celebra la llegada del Año Nuevo
Con un estallido de confeti y fuegos artificiales, una multitud de personas celebró la llegada de 2018 con el descenso de una bola de cristal en una gélida Times Square.
Fue la segunda celebración de Año Nuevo más fría de la historia de la ciudad, con una temperatura de solo 10 grados Fahrenheit (-12 grados centígrados) a medianoche. Los fiesteros se abrigaron con capas extra de ropa y cálidos gorros y máscaras faciales, bailaron y trotaron para hacer frente al frío y cantaron "Auld Lang Syne" y "New York, New York".
Las medidas de seguridad en la icónica plaza fueron más fuertes luego de dos ataques terroristas y de que el conductor de una camioneta SUV arrolló a una multitud en el mismo lugar del festejo.
En Las Vegas, agentes de policía custodiaron a los cientos de miles de turistas que recibieron el año en el Strip, donde hace tres meses 58 persona perdieron la vida en la balacera masiva más letal de la historia del país. Autos policiales, camiones de saneamiento y otros vehículos de gran tamaño bloquearon intersecciones clave para intentar evitar incidentes con la multitud que llenaba la vía ataviada con sombreros brillantes, tiaras y parafernalia relacionada con 2018.
Una exhibición pirotécnica de aproximadamente ocho minutos desde lo alto de siete de los hoteles-casino más famosos de la ciudad comenzó apenas 10 segundos antes de la medianoche del lunes, y el cielo se tiñó de dorado, rojo y verde para celebrar la llegada del año nuevo. Los funcionarios de turismo esperaban unas 330.000 personas en las festividades.
California arrancó el año sumándose a la creciente lista de regiones estadounidenses que legalizaron la marihuana de consumo recreativo.
La principal fiesta en Río de Janeiro, Brasil, estuvo en la playa de Copacabana, que se iluminó con fuegos artificiales a medianoche.
Tras un espectáculo multicolor que se prolongó durante de 17 minutos, la cantante Anitta siguió la fiesta sobre el escenario con su canción "Vai Malandra", que logró 84 millones de visitas en YouTube en dos semanas. Algunas de las escuelas de samba más tradicionales del carnaval de la ciudad actuaron más tarde.
El nuevo alcalde de Río, Marcelo Crivella, dijo que las celebraciones podrían llevar a tres millones de personas en la icónica playa, el equivalente a casi la mitad de la población de la ciudad. Casi 2.000 agentes de policía patrullaron la zona de Copacabana tras otro año de violentas protestas callejeras por la crisis económica y la corrupción.
En Europa, los alemanes entraron en el año nuevo entre estrictas medidas de seguridad tras las agresiones sexuales a mujeres registradas hace dos años en Colonia durante la celebración y el ataque terrorista contra un mercado navideño en la capital en 2016.
La policía de Berlín desplegó a 1.600 agentes extra y prohibió entrar con mochilas o bolsas grandes a la denominada Party Mile (milla de la fiesta) que parte de la Puerta de Brandemburgo, donde miles de personas celebraron la llegada de 2018. En Fráncfort, la capital financiera de la nación, las autoridades adoptaron medidas similares.
El edificio más alto del mundo, el Burj Khalifa de Dubai, volvió a ser el centro de los festejos en Emiratos Árabes Unidos a pesar de que en esta ocasión las autoridades optaron por cambiar los fuegos artificiales por un enorme espectáculo con luces LED.
El espectáculo, en el lado este de la torre de 828 metros (2.716 pies), incluyó caligrafía árabe, diseños geométricos y el retrato del fallecido jeque Zayed bin Sultan Al Nahyan, el primer presidente emiratí. Cuando se mostraron las banderas de las naciones vecinas no apareció la de Catar por la crisis abierta a mediados de 2017. Emiratos, Bahrein, Egipto y Arabia Saudí boicotearon a la pequeña nación alegando que Doha apoya a extremistas y tiene una relación muy estrecha con Irán, algo que Catar niega.
En su despedida de 2017, el papa Francisco criticó las guerras, las injusticias y la decadencia medioambiental que según dijo arruinaron el año. Como es habitual, el pontífice ofició el servicio oración de Nochevieja en la basílica de San Pedro.
En su homilía, el papa dijo que Dios nos dio un año "completo y sano", pero que "nosotros los humanos de tantas maneras lo arruinamos y lo herimos con obras de muerte, mentiras e injusticias".
"Las guerras son el signo flagrante de este orgullo repetido y absurdo", agregó. "Pero también lo son todas las pequeñas y grandes ofensas contra la vida, la verdad, la hermandad, que causan múltiples formas de degradación humana, social y ambiental".
Horas antes, millones de personas en Australia, Nueva Zelanda, Corea del Sur, Japón y otras naciones salieron a las calles para ser algunas de las primeras personas del mundo en celebrar la llegada de 2018.
Muchos japoneses celebraron la llegada del llamado Año del Perro de la manera tradicional, orando por la paz y deseando buena fortuna en los santuarios Shinto de los vecindarios. Tomaron alimentos tradicionales del Año Nuevo como fideos, camarones y frijoles negros dulces.
En el Templo Zojoji de Tokio había puestos de carne de res y pulpo asado a la parrilla, donde la gente se turnaba para tocar la campana gigante 108 veces a medianoche, una práctica anual que se repetía en otros templos budistas de todo Japón.
Los habitantes de Corea del Sur, después de pasar un año agotador en el que la presidencia fue derrocada por un escándalo de corrupción y sufrir las amenazas de Corea del Norte, disparando misil tras misil, iniciaron 2018 necesitados de una distracción feliz. Las próximas Olimpiadas de Invierno podrían hacerlo.
Miles de personas llenaron las calles cercanas al ayuntamiento de Seúl para celebrar una ceremonia tradicional de tañido de campanas para darle la bienvenida al nuevo año. Entre las celebridades elegidas para tocar la vieja campana de Bosingak a medianoche estuvieron Soohorang y Bandabi: las mascotas de tigre y oso para los Juegos de Invierno y Paralímpicos de Pyeongchang en febrero y marzo.
En Sydney, los fuegos artificiales iluminaron el cielo del puerto. La masiva exhibición de juegos pirotécnicos incluyó una cascada de luces con los colores del arcoíris que fluyó desde el puente del puerto, para celebrar la recién aprobada legislación que legalizó el matrimonio gay en Australia.
Se esperaba que más de un millón de personas se hayan reunido para la celebración. Casi la mitad de los festejantes eran turistas. Había fuertes medidas de seguridad, pero los funcionarios dijeron que no había ninguna alerta en particular.