Sudán del Sur otra vez abrumada por una hambruna

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Sudán del Sur otra vez abrumada por una hambruna
Gente esperando alimentos en un centro de distribución del Programa Mundial de Alimentos de la ONU en Ayod, Sudán del Sur, el 9 de diciembre del 2017. La guerra civil no hace sino agravar la hambruna que vive la región. (AP Photo/Sam Mednick)

JIECH, Sudán del Sur (AP) Retorciéndose de dolor, Bob Wol se tocó las heridas de bala en un muslo y en la espalda.

Trataba de conseguir comida y mi gobierno intentó matarme, comentó el hombre de 29 años a la Associated Press.

Han pasado casi 25 años desde que más de un millón de personas estuvieron a punto de morirse de hambre en el sur de Sudan. Y hoy, los habitantes de lo que se conoce como el triángulo del hambre, dicen que la situación está peor todavía.

Antes solo morías de hambre, dijo Lony Toang, que sobrevivió a la hambruna de hace un cuarto de siglo. Ahora es peor, porque tenemos hambre y estamos matando gente.

En momentos en que Sudán del Sur entra en el quinto año de una guerra civil, 1.250.000 personas corren peligro de morirse de hambre, según el análisis más reciente de las Naciones Unidas y del gobierno. La ONU advierte que si la guerra continúa, el hambre se expandirá y casi la mitad de los 11 millones de habitantes del país verán peligrar sus alimentos.

Durante una visita al condado de Ayod de este mes, la AP habló con algunos que ya están pasando hambre.

En un esfuerzo desesperado por conseguir comida para su esposa y sus cinco hijos, que llevaban días sin comer, Wol fue en busca de ayuda. Caminó seis días, comiendo frutas de los árboles, hasta que llegó a Ayod, una localidad en manos del gobierno, donde dijo que soldados temerosos de los rebeldes lo emboscaron.

Cuando me balearon pensé que no quería morirme sin haber conseguido comida para mi familia, dijo Wol, mirando hacia el piso. Estamos encerrados aquí, sin poder salir.

Ayod es uno de cinco condados de Sudán del Sur que enfrentan una catástrofe, en el que 8.000 personas sufren una hambruna extrema. Durante una visita al comando central de los rebeldes de la zona en Jiech, decenas de residentes dijeron que si no llega ayuda alimenticia, se morirán de hambre.

El condado es una región aislada y estéril de 160.000 habitantes en el estado de Jonglei, que ha sido devastado por la guerra.

El ejército de Sudán del Sur rechazó las versiones de que actúa con brutalidad y dijo que es propaganda de la oposición. El gobierno, aseguró, no le impide a nadie el acceso a ayuda.

¿Qué sentido tiene que fuerzas del gobierno maten a sus propios ciudadanos que buscan comida?, preguntó el coronel Domic Chol Santo, vocero del ejército.

En todo Sudán del Sur, no obstante, circulan versiones de que tanto el gobierno como los rebeldes usan los alimentos como un arma.

En una reciente visita a la región ecuatorial, la AP habló con habitantes de los pueblos de Yei y Lainya, quienes dijeron que el ejército, detenía, violaba y mataba indiscriminadamente a civiles que trataban de cultivar sus tierras, por sospechar que pertenecían a la oposición.

Mary Yata, residente de Lainya, dijo que cuatro soldados del gobierno le robaron mandioca mientras ella trabajaba en el campo. Dijeron que si no tenía, me matarían, relató la mujer. Pocos días después vio los mismos soldados vendiendo la mandioca en un mercado.

Organizaciones de activistas piden a ambos bandos que dejen de usar a la gente como rehenes.

Los civiles están atrapados en un círculo vicioso y nadie los está protegiendo, sostuvo Donatella Rovera, de Amnistía Internacional.

En un centro de distribución de comida la semana pasada, la desesperación de la gente era palpable al llegar 11.000 personas malnutridas del sur. Algunas habían caminado toda la noche para recibir bolsas de sorgo, arvejas y aceite de cocina.

Trabajadores de los organismos de asistencia dicen que se aumentó la comida que se distribuye, pero que de todos modos no es suficiente.

Vi gente que recogía granos que se habían caído de una bolsa, señaló Ewnetu Yohannes, de los Servicios Católicos de Asistencia, que supervisa la distribución de alimentos. Si no estuviese aquí el Programa Alimenticio Mundial de las Naciones Unidas, habría una catástrofe.

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