Zimbabue se pregunta si nuevo presidente traerá cambios
JOHANNESBURGO (AP) El nuevo presidente de Zimbabue, Emmerson Mnangagwa, conocido popularmente como el Cocodrilo, tiene fama de político astuto e implacable, pero muchos se preguntan si será capaz de realizar los cambios que el país anhela.
Somos testigos del comienzo de una nueva democracia en desarrollo, dijo el mandatario de 75 años el miércoles a su regreso al país, dos semanas después que su destitución por su antiguo mentor Robert Mugabe provocó la caída del propio presidente.
A pesar de su mensaje de inclusión, los zimbabuenses advirtieron que Mnangagwa hizo sus primeras declaraciones públicas frente a la sede del partido gobernante ZANU-PF y, en el idioma local shona, elogió al partido.
Se preguntan si Mnangagwa tendrá la suficiente independencia del ZANU-PF para reanimar una economía colapsada y restaurar la democracia con el respaldo de la oposición.
El partido gobernante ha demostrado que protege a los suyos. Aseguró a Mugabe que no sería perseguido en caso de renunciar, dijo el dirigente parlamentario Lovemore Matuke a The Associated Press: Está a salvo, su familia está a salvo y su estatus como héroe de su país está asegurado.
El notable ascenso de Mnangagwa al poder _desde su destitución y su fuga del país hasta su juramentación como presidente_ se debió en gran medida a las fuerzas armadas, que sometieron a Mugabe a arresto domiciliario, y a los parlamentarios del partido, que iniciaron el proceso de impugnación.
Se prevé que Mnangagwa seguirá apoyándose en ellos.
¿Puede un cocodrilo mudar sus escamas? Todos se hacen esa pregunta. Sin duda, su primer discurso fue una oportunidad desperdiciada. No habló de la necesidad de un gobierno incluyente, dijo Piers Pigou, experto en el África austral del International Crisis Group. Tiene un largo pasado con el ZANU-PF y los militares, un pasado que puede adherirse a él como goma de mascar a la suela del zapato.
Pigou dijo que se sabrá más cuando anuncie su nuevo gobierno y decisiones. Le será difícil escapar de su historia, dijo. Pero la puerta está abierta.
Mnangagwa fue durante décadas el represor de Mugabe, y entre la población es más temido que popular. Llama al país a unirse, a enterrar nuestras diferencias y reconstruir un Zimbabue nuevo y próspero, un país tolerante con los puntos de vista divergentes.
Los lazos de Mnangagwa con las fuerzas armadas y el partido gobernante se remontan a décadas. Adolescente en los años 60, se sumó a la lucha contra el régimen blanco de la entonces Rhodesia, recibió entrenamiento en Egipto y China.
Condenado a muerte en 1965, le conmutaron la sentencia por ser menor de edad y estuvo preso durante 10 años con potros dirigentes nacionalistas, entre ellos Mugabe.
Liberado, fue a Zambia donde se recibió de abogado. Poco después, fue a Mozambique, que había logrado su independencia, donde fue ayudante y guardaespaldas de Mugabe. En 1979, acompañó a Mugabe a las negociaciones en Londres que dieron lugar al nacimiento de Zimbabue.
Designado ministro de seguridad del país independiente, dirigió la fusión del ejército rhodesiano con las fuerzas guerrilleras de Mugabe y de su rival Joshua Nkomo.
En 1983, Mugabe lanzó una campaña brutal contra los partidarios de Nkomo conocida como la masacre de Matabeleland por la muerte de entre 10.000 y 20.000 personas de la etnia ndebele en las provincias del sur. Se atribuyó a Mnangagwa planificar laa morrtíferaa campaña de la Quinta Brigada del ejército, entrenada en Corea del Norte, pero él lo niega.
En los últimos años, Mnangagwa ha promovido su imagen de dirigente experimentado que traería estabilidad al país.
A pesar de su pasado sangriento, algunos ven en Mnangagwa características que lo redimen, dijo Tichaona Zindoga, director de política del diario estatal Herald. Lo ven como un hombre con espíritu de empresa, lo que le ayudaría a mejorar la economía.
Sin embargo, añadió Zindoga, no basta un simple deseo para eliminar sus lazos políticos con ZANU-PF. Y los sucesos de las últimas dos semanas significan que está endeudado con los militares.