Velan a argentinos muertos en ataque en Nueva York
ROSARIO, Argentina (AP) Los cuerpos de los cinco argentinos muertos en el ataque terrorista en Nueva York la semana pasada eran velados el lunes en la ciudad de Rosario y otra localidad cercana.
Los féretros con los cuerpos de Hernán Ferrucchi, Alejandro Pagnucco, Hernán Mendoza y Diego Angelini fueron instalados en distintas salas de la casa de sepelios Caramuto en Rosario, situada a unos 300 kilómetros al norte de Buenos Aires.
En tanto, los restos de Ariel Erlij fueron trasladados a una sala del cementerio de El Prado, en las afueras de la ciudad.
Las cinco víctimas formaban parte de un grupo de 10 amigos que la semana pasada llegó a Nueva York para celebrar 30 años de la finalización de la secundaria en un colegio técnico rosarino.
Murieron el 31 de octubre después de que un uzbeco de 29 años los arrolló mientras pedaleaban por una estrecha vía del sur de Manhattan. El atacante sobrevivió y ahora afronta cargos por terrorismo.
En el atentado sobrevivieron los otros cinco amigos argentinos, entre ellos Martín Marro que vive cerca de Boston y se recupera de sus heridas.
El presidente argentino Mauricio Macri participó el lunes en un homenaje a las víctimas en la vía del sur de Manhattan donde el terrorista arrolló con una camioneta a un grupo de ciclistas y peatones, matando a ocho personas.
Macri, que estaba acompañado por su esposa Juliana Awada y el alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, depositó una ofrenda floral a un lado de la vía.
Esto nos tiene que unir cada vez más. Resaltar la convicción por la paz y la mejor manera de seguir batallando por la paz es seguir con nuestras vidas. Lo que quiere esta gente es que entremos en pánico, afirmó el mandatario.
En la ceremonia, el presidente abrazó y charló con Guillermo Banchini, uno de los argentinos que sobrevivió el ataque, y Mariana Dagatti, esposa de Marro. Un par de decenas de funcionarios argentinos presenciaron también el homenaje.
Bajo un cielo gris, De Blasio describió el viaje de los amigos como una afirmación de todo lo bueno que tiene la vida.
Señor presidente, le dijo a Macri, les recordaremos siempre como neoyorquinos.
Los cuerpos, que serán inhumados entre el lunes y el martes, arribaron en la madrugada en un vuelo de Aerolíneas Argentinas al aeropuerto internacional de Ezeiza, en las afueras de Buenos Aires, y desde allí fueron transportados vía terrestre hasta Rosario, en la provincia de Santa Fe.
Durante el recorrido los coches fúnebres fueron escoltados por la policía bonaerense hasta el límite con el sur de Santa Fe, donde fueron reemplazados por agentes de la policía de esa provincia.
También llegaron al aeropuerto de Rosario los familiares de las víctimas que habían viajado a Estados Unidos para reconocer los cuerpos.
María Julia Reyna, secretaria de Relaciones Internacionales de Santa Fe, dijo a periodistas que tanto el FBI como la división criminal simplificaron los procesos y hubo una enorme predisposición para facilitarles a las familias todo lo complejo que son las burocracias en estos casos.
En tanto, Gustavo Zignago, secretario de Control y Convivencia de la Municipalidad de Rosario, dijo a The Associated Press que las autoridades quieren estar presentes en este último adiós a los cinco profesionales, la mayoría arquitectos.
Esta circunstancia nos ha conmocionado mucho, por eso estamos acompañando en los últimos momentos. (Eran) personas reconocidas en la ciudad, que las unía el afecto, un valor sumamente apreciado por nuestra comunidad. La idea es acompañar hasta el último momento y generar la mejor de las despedidas, señaló el funcionario.
La seguridad fue reforzada en el acceso a la casa de sepelios, a la que llegaron algunos familiares y ante la cual se congregaron decenas de entristecidos vecinos.
Macri aprovechará su estadía en esa Nueva York para reunirse además con ejecutivos de empresas interesadas en ampliar o radicar nuevas inversiones en el país y con el secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres.
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Los periodistas de The Associated Press en Buenos Aires, Almudena Calatrava y Paul Byrne, y Claudia Torrens en Nueva York contribuyeron en esta nota.