Bolivianos despiden almas de sus muertos en Todos Santos
LA PAZ (AP) Con flores, velas, pan, comida y música, miles de bolivianos se dieron cita este jueves en los cementerios para despedir las almas de sus difuntos con motivo de la festividad de Todos Santos, donde se fusionan ritos andinos ancestrales con creencias católicas.
El 2 de noviembre es feriado en Bolivia y los cementerios se colman de familiares que visitan las tumbas de sus seres queridos para darles el último adiós después que éstos los visitaran el día anterior.
Al cementerio central de La Paz asistió Malena Rivera, de 38 años, con sus dos gemelos de tres años para despedir a Rogelio Cruz, que falleció en un accidente automovilístico hace un año. Yo les enseño a mi hijos que su papá baja para almorzar con nosotros y luego tiene que volver al lado de Dios acompañado de todo nuestro cariño, dijo la mujer a The Associated Press.
Según la creencia de los bolivianos, los difuntos los visitan al mediodía del miércoles y permanecen con ellos hasta el jueves a la misma hora, cuando se marchan.
Malena aún luce afectada por su perdida. A las afueras de la tumba de su esposo, arma una mesa llena de girasoles y lirios. Además de panes expresamente amasados para la ocasión, coloca un vaso de vino y el retrato de su marido.
Todos Santos también se celebra en las oficinas de gobierno del presidente Evo Morales: la cancillería preparó una mesa con los retratos de héroes indígenas y luchadores sociales y convocó al cuerpo diplomático para recibir a sus almas.
La tradición católica creó el siglo VI el Día de Todos los Santos y fue heredada a Bolivia por los conquistadores españoles. Posteriormente, se fusionó con antiguas tradiciones de indígenas que creían en una vida después de la muerte y por eso momificaban a sus muertos.
La festividad se prolonga por varios días en regiones rurales andinas, donde la fecha se asocia al ciclo agrícola. En La Paz culminará una semana después con un rito a las calaveras, una costumbre practicada en pequeños grupos que la Iglesia Católica se ha negado a reconocer.