Líder de Filipinas: Alguien debería hablar con Kim Jong Un
MANILA, Filipinas (AP) El presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, dijo el domingo que alguien debería hablar con el líder de Corea del Norte, Kim Jong Un, para convencerlo de que nadie quiere derrocarlo ni destruir su país.
Duterte realizó las declaraciones en la víspera de su visita a Japón, donde espera obtener ayuda para reconstruir la ciudad de Marawi, en el sur del país, tras un asedio extremista de cinco meses que dejó más de 1.100 muertos entre combatientes y civiles.
Además de firmar un acuerdo ya pactado para recibir un billón de yenes (8.800 millones de dólares) en ayuda en cinco años, Duterte espera abordar el lunes la amenaza nuclear norcoreana con el primer ministro nipón, Shinzo Abe, en Tokio y con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, cuando visite Manila el próximo mes.
El dirigente filipino sugirió que Estados Unidos, Japón, Corea del Sur y otros deben asegurar a Kim que nadie está amenazando su posición y deberían pedirle que deje de amenazar con un ataque nuclear.
"Deben recordar que el un líder para su pueblo", dijo agregando que "sea lo que sea que se autoproclame, alguien tiene que hablar con él".
"Así que, si alguien puede acercarse, hablar con él y decir Amigo, ¿por qué no te unes a mí en la mesa y hablamos sobre estas cosas?, dijo Duterte a reporteros en la ciudad de Davao, en el sur del país. "Nadie está hablando con él".
Duterte se hizo eco de las palabras de Trump al afirmar que cree que China es quien tiene la mayor influencia sobre Pyongyang, aliado desde hace años de Beijing. El mandatario expresó también su preocupación por la posibilidad de cometer errores peligrosos en el enfrentamiento con la hermética nación por su programa nuclear.
"Estamos preocupados, todos nosotros, porque ya conoce la ley de Murphy, 'Si algo puede salir mal, saldrá mal'".
Durante su estancia en Tokio, además de reunirse con funcionarios del gobierno, Duterte mantendrá encuentros con líderes empresariales del país y tendrá una audiencia con los emperadores Akihito y Michiko, donde, según dijo el polémico presidente, tendrá que controlar sus palabras.