Trump: EEUU se enfila a nueva fase en Siria tras Raqqa
STERLING, Virginia, EE.UU. (AP) El presidente Donald Trump considera que la expulsión del grupo Estado Islámico de su bastión sirio es un hito en la lucha de Estados Unidos contra el terrorismo y un paso más hacia la transición política y la paz duradera en Siria.
Tal aseveración, hecha a través de un comunicado emitido el sábado, contrarresta con las advertencias realizadas en días recientes por sus asesores de seguridad nacional de que los extremistas siguen siendo totalmente capaces de afectar los intereses estadounidenses. Y no hay indicios de una transición política inminente tras el reciente fortalecimiento del gobierno del presidente sirio Bashar Assad.
Las fuerzas encabezadas por curdos declararon la victoria el viernes en Raqqa, la autoproclamada capital de los extremistas en Siria y donde aterrorizaron a la población durante cuatro años.
Trump lo llamó "un logro crucial en nuestra campaña mundial para derrotar al ISIS y su malvada ideología", y agregó que "el fin del califato del ISIS está cerca", refiriéndose al Estado Islámico por su acrónimo en inglés.
Subrayó sus esfuerzos para incrementar la fortaleza de las fuerzas militares estadounidenses en el lugar, y reiteró su afirmación de que en meses recientes se ha hecho más para vencer al grupo "que en los últimos años".
Estados Unidos pronto pasará hacia una nueva fase" en Siria, afirmó Trump, y ofrecerá su apoyo a las fuerzas locales de seguridad. Indicó que el gobierno estadounidense respaldará las negociaciones diplomáticas para poner fin a la violencia en el país, permitir que los refugiados regresen a salvo a sus hogares, y se genere una transición política que acate la voluntad del pueblo sirio.
Sin embargo, no hay indicios de una transición política en el corto plazo.
Las negociaciones encabezadas por las Naciones Unidas no dan muestras de avanzar realmente. La expulsión del Estado Islámico de Raqqa y otras partes de Siria ha coincidido con la creciente influencia de Irán y Rusia en el país y una posición más firme de Assad, lo que reduce aún más las posibilidades de llegar a una solución política como la que espera Estados Unidos desde hace tiempo.
La mayoría de los habitantes de Raqqa huyeron hace mucho y ahora se encuentran esparcidos en campos para refugiados o en el extranjero, y hay pocas razones para que regresen. La otrora vibrante metrópolis frente al río ufrates ha quedado reducida a escombros y está llena de minas terrestres y trampas explosivas.