Cuba-EEUU: inquietud y familias separadas por falta de visa
LA HABANA (AP) Tomás Luis Balseiro se levantó a las cinco de la mañana este lunes y recorrió en autobús los 150 kilómetros que separan la ciudad de Matanzas de la capital para llegar a la Embajada de Estados Unidos. En sus manos tenía un sobre blanco con las fotos de su madre, una octogenaria que según sus médicos podría estar a punto de morir en La Florida, y cartas de las clínicas en las que está hospitalizada.
Para mí ya sería ganancia verla viva, dijo Balseiro a The Associated Press con los ojos empañados. El vendedor de viandas de 60 años trataba de ser atendido por un funcionario de la sede diplomática de Washington con el objetivo de conseguir una visa cuyo trámite había comenzado semanas atrás.
Como él, miles de cubanos quedaron en un limbo tras la decisión anunciada el viernes por el Departamento de Estado de Estados Unidos de suspender la entrega de visas en su consulado en La Habana, la reducción de su personal diplomático y la advertencia para que los viajeros estadounidenses no vengan a la nación caribeña, en el más reciente capítulo de tensión de las relaciones entre ambos países tras un par de años de deshielo.
Una plaza contigua a la sede diplomática y que los cubanos llaman con ironía el parque de los lamentos mostraba el lunes a gente nerviosa, que se hacía preguntas entre sí con la esperanza de obtener algo de información y caminaba con la cabeza gacha o se sentaba en bancos protegidos del sol.
Desde primera hora, tres funcionarias pedían paciencia a cientos de personas en el parque a las afueras de la embajada. Poco después, una cuarta empleada apareció para ordenar en fila a quienes habían sido citados previamente por teléfono para entregarles las visas previamente autorizadas y demandaba a gritos a los otros que estuvieran pendientes de las páginas de internet de la sede para cualquier información adicional.
Escuché el viernes por el noticiero que la Embajada estaba casi cerrada (en lo consular), que había problemas con unos diplomáticos que habían enfermado, dijo Balseiro. El mío es un caso excepcional, tener la madre de uno tan grave y lejos. Es algo duro.
El Departamento de Estados Unidos informó que la supresión de la entrega de visas a cubanos y las otras medidas eran la respuesta a un insólito caso de ataques sónicos a diplomáticos estadounidenses ocurridos desde el año pasado y que provocaron daños a la salud, algunos irreparables, a este personal.
Cuba negó cualquier responsabilidad y llamó a Washington a no tomar decisiones apresuradas, mientras que Estados Unidos no culpó de manera directa a La Habana y ambas partes aclararon que las investigaciones para dar con las misteriosas causas de los ataques continuaban.
Los insólitos incidentes ocurrieron cuando Cuba y Estados Unidos comenzaron un proceso de deshielo y acercamiento desde 2014, logrando la reapertura de la Embajada y la firma de acuerdos en sectores de interés común tras cinco décadas de hostilidad.
Unos dos millones de cubanos viven en Estados Unidos, a solo 150 kilómetros de la isla.
Aunque el expresidente Barack Obama sacó a Cuba del listado de países terroristas y echó atrás una política llamada pies secos-pies mojados, permitiendo a prácticamente todo cubano que alcanzara territorio estadounidense quedarse en el país aunque hubiera entrado sin autorización, el exmandatario no logró que el Congreso retirara sanciones impuestas contra la isla en los años 60 para presionar un cambio de modelo económico.
Su sucesor, Donald Trump, más comprometido con los sectores conservadores cubanoamericanos, se mostró menos interesado en avanzar en el acercamiento y planteó la necesidad de reevaluar la relación entre ambos países.
Mirta Balseiro y su esposo, los padres de Tomás, se marcharon de Cuba en 1993 en medio de una fuerte crisis económica y se radicaron en Estados Unidos, donde fueron obreros de una fábrica antes de retirarse.
Tomás se quedó en Cuba atendiendo a su propia familia de dos hijos. No me fui por mis muchachos, no quise dejarlos atrás, comentó. Ahora mi madre está allá sola, operada de la cadera; la mente se le fue (tiene algún tipo de demencia senil) y yo no puedo ir a verla.
Balseiro explicó que la visitó en dos ocasiones y luego regresó a la isla.
Su cita para conseguir una visa de corto plazo era el 19 de septiembre, pero el paso del huracán Irma provocó que la embajada cerrara por esos días. De hecho, el desastre natural provocó en Estados Unidos la muerte una vecina de la familia que le había tramitado la entrevista. Balseiro, que desconocía si podría reagendarse, tuvo que irse de la embajada con las manos vacías con la esperanza de que le contestaran sus preguntas por el portal de internet.
Una decena de personas con las cuales habló la AP lamentaron la decisión de Estados Unidos y destacaron que los principales perjudicados son los ciudadanos cubanos sencillos, con familias cuyos integrantes viven a uno y otro lado y en que los últimos años, al calor de cierto deshielo, iban y volvían con cierta regularidad, incluso algunos logrando conseguir dinero suficiente para enviar a sus familias.
No dormí en toda la noche, manifestó Carlos Sierra, un empleado gastronómico de 31 años y quien tiene a su madre y padre en Estados Unidos y esperaba viajar y reunirse con ellos. Mi mamá lloró al teléfono cuando hablamos el viernes.
Por el momento lo único que puedo hacer es esperar, agregó moviendo la cabeza de un lado a otro. Sierra esperaba incluso conseguir un trabajo en Estados Unidos para apoyar a su esposa y su hijo de seis años que se quedaban en Cuba.
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Andrea Rodríguez está en https://twitter.com/ARodriguezAP