Ministra danesa publica una foto de una caricatura de Mahoma
COPENHAGUE (AP) La ministra danesa de Integración causó un revuelo el miércoles al publicar una captura de pantalla de una tableta que mostraba una polémica caricatura del profeta Mahoma, que causó indignación entre musulmanes de todo el mundo en 2006.
Después de que un museo danés decidiera no exponer las 12 caricaturas de Mahoma en su muestra sobre la blasfemia, Inger Stoejberg compartió una foto de un iPad que mostraba en la pantalla un dibujo de Mahoma, con un turbante con forma de bomba y con la mecha encendida.
Stoejberg escribió el martes en Facebook que las caricaturas muestran que Dinamarca es un país libre en el que se desafían las opiniones y añadió que deberíamos estar orgullosos de las caricaturas de Mahoma.
En realidad no tengo comentarios sobre el post de la ministra, comentó el primer ministro, Lars Loekke Rasmussen. Pero estoy contento de vivir en un país donde los artistas pueden hacer obras fuera de lo común.
Holger K. Nielsen, del opositor Partido Popular Socialista, instó en Twitter a la gente a ignorar a Stoejberg.
Los dibujos aparecieron por primera vez en el diario danés Jyllands-Posten y terminaron provocando protestas en países de mayoría musulmana, donde la ley islámica suele prohibir cualquier representación del profeta.
Dinamarca se convirtió entonces en objetivo de extremistas islámicos y la policía dice haber frustrado varias tramas para atacar en el país. En febrero de 2016, un hombre armado mató a dos personas e hirió a cinco en ataques en un acto sobre la libertad de expresión y la principal sinagoga de Copenhague.
La exposición, llamada Image Storm, comienza el viernes en un pequeño museo de Viborg, 260 kilómetros (160 millas) al noroeste de Copenhague, y muestra cómo la blasfemia ha provocado a la gente desde la Reforma Protestante en el siglo XVI.
El museo dijo en un comunicado que había decidido de forma deliberada no incluir las caricaturas de Mahoma, alegando posibles problemas de seguridad, y dijo que quería mostrar que el debate sobre la blasfemia y la libertad de expresión va mucho más allá de la crisis de Mahoma.