Referendo de curdos iraquíes, otra ruptura de facto en el MO
EL CAIRO (AP) El referendo sobre la independencia de los curdos de Irak que acaba de realizarse podría aumentar la inestabilidad del Medio Oriente, donde siguen sumándose particiones otrora impensables y con potencial desestabilizador.
La votación no es vinculante y no fue bien vista por la comunidad internacional ni por Irak y sus vecinos, por lo que es poco probable que haya una separación formal. Pero la consulta acentuó las tensiones entre los curdos y la mayoría árabe de Irak, aumentando el temor de revueltas.
Los curdos ya cuentan virtualmente con un estado propio en su región autónoma del norte de Irak, creada tras la Guerra del Golfo de 1991 y formalizada tras la invasión de una coalición encabezada por Estados Unidos en el 2003. Tienen un gobierno propio, un parlamento y fuerzas armadas, y hay muchas más banderas curdas que iraquíes en la zona.
Esa especie de secesión de facto, muy inusual hasta hace poco en el Medio Oriente, ha pasado a ser un fenómeno bastante común tras el caos que siguió a la Primavera Árabe del 2011.
Vistazo a algunas de las secesiones y rupturas informales en cuatro naciones árabes:
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SUDÁN
Siempre pareció cuestión de tiempo que el sur de Sudán, mayormente animista y cristiano, se separaría del norte, musulmán y árabe. Finalmente sucedió en julio del 2011, en que Sudán del Sur pasó a ser la nación más joven del mundo, tras un sí abrumador en un referendo sobre la independencia.
La consulta fue parte de un acuerdo de paz sellado en el 2005 para poner fin a una guerra civil con un fuerte trasfondo étnico y religioso entre el norte y el sur que comenzó en 1983. Una guerra civil previa había durado 17 años en Sudán.
Ahora Sudán del Sur sobrelleva otras guerra civil, entre la tribu dinka, tradicionalmente la fuerza hegemónica del sur de Sudán, y los nuer.
La secesión del 2011 privó al gobierno de Jartum de la mayoría de sus recursos energéticos ya que buena parte de los campos de petróleo quedaron al sur de la frontera. También quedó en evidencia la incapacidad del mundo árabe de aceptar e invertir en la diversidad de su población. El intenso sentimiento secesionista del sur de Sudán fue alimentado por la sensación de que los gobiernos de Jartum discriminaban contra el sur.
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LIBIA
Para todo fin práctico, Libia ha sido dividida en dos administraciones rivales, una basada en la capital Trípoli y otra en la ciudad oriental de Tobruk. Un general del ejército apoyado por Egipto, los Emiratos Árabes Unidos y varias naciones occidentales combate a grupos islámicos en el este, el centro y el sur del país, en un esfuerzo por unificar Libia.
El caos y la anarquía que imperan son el resultado de un alzamiento contra el dictador Moamar Gadafi durante la Primavera Árabe del 2011. La revuelta derivó en una guerra civil en la cual varias milicias islámicas afianzaron su poder, creando áreas de influencia donde prácticamente se ignoran la autoridad del gobierno central.
La división, apuntalada por viejas rivalidades tribales entre el este y el oeste de Libia, hizo que haya poco trato entre ambas partes de esta nación petrolera, donde a menudo estallan disputas por los campos de petróleo y las terminales de exportación.
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YEMEN
Esta empobrecida nación del rincón sudoccidental de la Península Árabe siempre ha sido una región caótica, con un gobierno central débil. Y cuando estalló la última guerra civil en el 2014, el país se desmoronó fácilmente.
Rebeldes chiítas proiraníes y sus aliados controlan la capital Saná y buena parte del norte de Yemen, mientras que las tropas del gobierno y sus aliados controlan el sur. El país ha sido dividido en dos áreas de influencia. Además soporta un bloqueo aéreo, marítimo y terrestre de una coalición dirigida por Arabia Saudita que apoya al gobierno.
La guerra avivó un sentimiento secesionista en el sur, región que supo ser una nación independiente, socialista hasta 1990, en que se fusionó con el norte, más conservador. Los sureños se rebelaron en 1994, pero el alzamiento fue sofocado por el norte.
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SIRIA
La compleja guerra civil que vive Siria dio paso a un enclave controlado mayormente por el partido curdo sirio en el noreste, el cual se ha beneficiado de un acuerdo tácito de no agresión con el gobierno del presidente Bashar Assad desde los primeros meses de la guerra en el 2011. El ejército sirio se retiró de la mayor parte del noreste para combatir rebeldes en otras áreas.
Los curdos ampliaron su área de influencia combatiendo a la agrupación Ejército Islámico con el apoyo de ataques aéreos de Estados Unidos.
También avanzaron hacia el oeste. En agosto del 2016 capturaron la ciudad de Manbij, punto clave de abastecimiento del EI al oeste del río Eufrates. Esto desató una intervención militar turca en Siria. El gobierno de Ankara mandó tropas y frustró los planes curdos de contar con un territorio contiguo que iba desde la frontera occidental hasta la oriental, alejándolos a casi 100 kilómetros (60 millas) de la frontera.