ONU pide ayudar a familias perjudicadas por pandillas
La relatora Especial de la ONU dice que El Salvador está viviendo una tragedia oculta de personas que se han visto obligadas a abandonar sus hogares por la violencia de las pandillas.
El Salvador está sufriendo una tragedia oculta de personas que se han visto obligadas a abandonar sus hogares debido a la violencia generada por las maras o pandillas, afirmó el viernes la relatora especial de la ONU, Cecilia Jiménez.
El problema es más significativo y generalizado de lo que el gobierno reconoce. El gobierno debe de reconocer la plena magnitud del desplazamiento interno y actuar para abordar el este fenómeno, así como la violencia de las pandillas que lo suscita, dijo en conferencia de prensa la experta de la ONU.
El Estado salvadoreño no reconoce oficialmente la problemática de desplazamiento forzado en El Salvador.
El informe mundial correspondiente a 2014, divulgado por el Consejo Noruego para los Refugiados, estimó que aproximadamente 289.000 salvadoreños se encontraban en condición de desplazamiento forzado dentro del país.
La Mesa de Sociedad Civil contra este fenómeno ocasionado por violencia generalizada y crimen organizado en El Salvador registró en el periodo de agosto 2014 a diciembre 2015 la atención de sus siete organizaciones integrantes de 146 casos específicos que presentan 385 personas, 97 niños y niñas menores de 12 años y 141 adolescentes.
Además, según datos del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los refugiados (ACNUR) recibió en 2015 al menos 12.959 solicitudes de refugio por parte de salvadoreños.
Jiménez pidió al gobierno salvadoreño intensificar sus esfuerzos para ayudar y proteger a las personas internamente desplazadas y señaló que en El Salvador los asesinatos son habituales y la extorsión es generalizada. Si las personas están bajo la amenaza de las pandillas, ellas y sus familias abandonan sus hogares para buscar la seguridad en otro lugar, dijo.
Jiménez sostuvo que los jóvenes, mujeres y niñas son particularmente vulnerables a las amenazas, la intimidación y la violencia de, incluyendo abusos sexuales., Los miembros de la comunidad LGTBI también son altamente vulnerables.
En El Salvador, las pandillas establecidas en barrios y comunidades populosas están integradas por más de 60.000 jóvenes y adultos. Más de 20.000 están presos. Sus principales cabecillas están en una cárcel de máxima seguridad y según las autoridades, están involucrados en la mayoría de los crímenes que se cometen en el país.