Trump lleva a fuerzas a idear política sobre transexuales
Fuerzas militares analizan nuevas políticas para soldados transexuales luego de los tuits de Trump.
Los tuits en los que el presidente Donald Trump declaró que las personas transexuales no eran bienvenidas en las fuerzas armadas arrastraron al Pentágono a un aprieto legal y moral, desatando una oleada de reuniones para idear una nueva política que podría conducir a dar de baja a cientos de elementos castrenses.
Meses después de permitir a personas transexuales servir en las fuerzas militares, el departamento podría verse forzado a dar de baja a quienes se incorporaron por voluntad propia tras la promesa de que estarían protegidos.
Un equipo de abogados militares ha sido reunido esta semana para lidiar con el asunto, declaró el almirante Paul Zukunft, comandante de la Guardia Costera, en el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales. Esos abogados trabajan con la Casa Blanca para desarrollar algunos de los temas, y reciben el apoyo de un grupo de trabajo del Pentágono que había sido creado inicialmente para seguir adelante con la implementación de la revocación a la prohibición de personas transexuales dictaminada por el gobierno de Obama hace un año.
Ahora, deben hacer frente a cualquier nueva política que surja tras un tuit, de acuerdo con funcionarios que pidieron el anonimato al no estar autorizados a hablar públicamente sobre el asunto.
La vocera en jefe del Pentágono, Dana White, confirmó que esas conversaciones entre la Casa Blanca y el Pentágono para resolver los detalles de una nueva política para los transexuales han iniciado. Si bien se desconoce cuál será el resultado, las discusiones demuestran que los aliados de Trump no consideran que su ataque en tres tuits de la semana pasada haya sido un arrebato aislado, sino una guía para una reforma a una de las cuestiones más delicadas de las fuerzas militares sobre la igualdad de derechos.
Sin importar cuál sea la política definitiva, es muy probable que haya impugnaciones en las cortes. Y los asuntos de personal, atención médica y legitimidad resultantes podrían obligar a algunos soldados, marineros y otros a ocultar sus identidades y vivir una mentira a fin de permanecer en las fuerzas militares.
Es un escenario que evoca la ahora desaparecida política "don't ask, don't tell" (no preguntes, no digas) que en su momento reguló la presencia de homosexuales en las fuerzas armadas. Si bien el arreglo de 1993 impedía servir a hombres y mujeres homosexuales, básicamente garantizaba su permanencia en las filas siempre y cuando mantuvieran oculta su homosexualidad. Más de 13.000 personas fueron dadas de baja luego que la política fue promulgada. Aunque muchos otros permanecieron, fueron obligados a esconder su sexualidad.
Ahora, pregunta Sarah Warbelow, directora legal de la Campaña de Derechos Humanos, "¿van a iniciar una cacería de brujas?"
El grupo de trabajo del Pentágono ha estado analizando las cuestiones de atención sanitaria y cómo y cuándo las personas transexuales tendrían permiso de alistarse. Ahora sus miembros y los expertos legales de las fuerzas militares deben contemplar la expulsión de soldados transexuales, entre ellos muchos que han servido en combate en varias ocasiones.
Si Trump se atiene a lo que dijo en sus tuits y se le ordena al Pentágono empezar a dar de baja a miembros transexuales del servicio, los funcionarios deberán resolver varias cuestiones: ¿Quiénes serán dados de baja? ¿Qué tipo de baja recibirían? ¿Cuál sería el periodo de gracia que recibirían antes de abandonar las fuerzas militares?
No existe un método uniforme para detectar a elementos transexuales en las fuerzas armadas. ¿Se enfocará el Pentágono en los miembros de las fuerzas armadas que ya hayan pedido cambio de sexo? ¿O se aplicará a cualquiera que haya solicitado asesoría al respecto?
Warbelow preguntó cuáles serían los límites del plan, ya que las mujeres podrían ser sospechosas si visten demasiado masculinas.