Turquía juzga a casi 500 sospechosos por el golpe fallido
Turquía empieza a juzgar a 486 sospechosos de encabezar el golpe de estado fallido del año pasado.
Turquía empezó a juzgar el martes a 486 sospechosos de encabezar el golpe de estado fallido del año pasado. Hizo que docenas de ellos desfilen camino a la corte mientras la gente les tiraba piedras y les gritaban, "¡Asesinos!"
El juicio es parte de las medidas de mano dura que ha tomado el gobierno tras el intento de golpe. Durante este lapso se han encarcelado 50.000 personas y otras 110.000 han sido despedidas de sus puestos públicos. Muchos de los sospechosos enfrentan sentencias de cadena perpetua por delitos graves como asesinato e intento de derrocamiento.
El principal acusado será juzgado en ausencia. Se trata de Fetula Gulen, un clérigo asentado en Estados Unidos a quien el gobierno culpa de orquestar el golpe del 15 de julio del 2016. Gulen ha dicho que no participó en el alzamiento.
Algunos de los otros acusados son generales y pilotos de la base aérea Akinci, en las afueras de la capital, Ankara, que están acusados de dirigir el golpe y bombardear edificios clave del gobierno, como el Parlamento.
El proceso judicial, que se prevé dure un mes, es uno de docenas de juicios abiertos en el país en relación con el conato de golpe que dejó 249 fallecidos. También murieron unos 30 golpistas.
Los conspiradores utilizaron Akinci como su base de operaciones, según el ejecutivo. El jefe del ejército turco, el general Hulusi Akar, y otros altos mandos estuvieron detenidos varias horas en las instalaciones durante la noche del levantamiento.
El martes, un grupo de 41 acusados fueron obligados a desfilar desde un penal hasta una corte construida especialmente para juzgarlos. Iban esposados, escoltados por agentes de la policía paramilitar y protegidos por efectivos de las fuerzas especiales.
Unas 300 personas, incluyendo familiares de los fallecidos o heridos durante la noche del intento de golpe y simpatizantes del partido oficialista, protestaron en el lugar. Algunos de ellos tiraron sogas a los acusados, exigiendo que el gobierno restaure la pena capital y que los convictos sean decapitados. Otros arrojaron piedras o intentaron romper el bloqueo policial para llegar hasta los sospechosos al grito de "Asesinos".
Un grupo de manifestantes trató de escalar un cerco con púas, gritando "¡Cuelguen a los traidores!" y "¡Queremos la pena de muerte!", pero fueron bloqueados por la policía. Un total de 1.300 efectivos de seguridad fueron desplegados dentro y fuera de la sala judicial.