Nerón, el bienamado y Piki Chaki
Si hay un escenario capaz de hacer volar la imaginación de cualquier escritor con el ímpetu de aquel macondo de Gabriel García Márquez, ese es el territorio latinoamericano. Nuestra región, en constante experimentación política y social, ha sido caldo de cultivo para extrañas y enfermizas corrientes políticas que han derivado en fracaso trayendo consigo, corrupción, escasez, hambre, represión, exilio y mucho dolor para los pueblos sometidos. Sin embargo los corruptos tiranos aferrados contra toda lógica y legalidad al poder, padecen de complejos mesiánicos alejándose por completo de la realidad para vivir a plenitud sus malsanos apetitos de dominio.
La realidad latinoamericana es tragicómica, en Venezuela una dictadura pervive aferrada al poder en los rifles de la guardia nacional, reprime sin pudor alguno, mata, encarcela y desconoce a un pueblo entero frente a los ojos del mundo que parece no poder hacer nada. En Nicaragua, una dinastía familiar corrupta y autoritaria, controla desde su casa de habitación, convertida además en secretaria general del partido FSLN y en casa presidencial, todos los Poderes de Estado, "la compañera" a como llaman sus simpatizantes a Rosario Murillo, la esposa de Daniel Ortega, nominada a vicepresidenta de la república en el 2016 por el consejo supremo electoral que la misma dinastía controla, aprueba la agenda de trabajo de cada ministerio y ente autónomo del gobierno.
En Bolivia, el singular Evo Morales también parte del grupo agónico de los países del alba, es además de un acérrimo enemigo de Estados Unidos y de la Coca Cola, creador de varias teorías, unas para reír y otras para llorar pero de tanta risa. Evo advertía al mundo allá por el año 2013 con actitud circunspecta, que el consumo de pollo causaba en el hombre "ciertas desviaciones" que lo convertían sin duda en homosexual. Pensando en los tres últimos eslabones de la decadente corriente del socialismo del siglo 21, he encontrado similitudes entre estos y otros personajes de nuestra historia o de la misma literatura latinoamericana. Como no comparar al frenético genocida de Miraflores con aquel Nerón que incendió Roma para patentizar su delirante poder.
Daniel Ortega, ese mismo que llegó al poder en Nicaragua ayudado por un pacto infame que le permitió alzarse con la victoria con apenas un 38% del electorado, y luego se "echo a la bolsa" al gran capital y a la fauna política de Nicaragua repartiendo tanto plata como favores, es quién ahora organiza, observa y se declara ganador de cuantos comicios electorales se le pongan en el camino, Ortega, según las encuestas que él paga, tiene un 90% de aceptación, ha hecho feliz a los nicaragüenses y ha logrado con su "carisma" convencer al pueblo nicaragüense a no emigrar por ninguna razón. En resumen, Nicaragua es un país feliz, próspero y agradecido con la dinastía corrupta y autoritaria de los Ortega Murillo.
Daniel Ortega es una encarnación de Odorico Paraguaçu, el bienamado, el personaje de la novela del escritor brasileño Dias Gomes. Y Evo, el teórico, es una réplica de Piki Chaki (pata pulga) el fiel servidor de Ollantay, personaje de la novela quechua del mismo nombre que la cultura incaica recoge, y quien durante el relato nos sorprende con sus desparpajos e incesante humor. Pero pese a este lapsus inocuo, nuestra realidad continúa siendo lacerante. Venezuela nos duele, el pueblo valiente dio recientemente una gigante muestra de civismo y amor por la democracia en el ejercicio de la consulta del 16 de julio. Ahora corresponde a la comunidad internacional ser firme y acompañar los anhelos libertarios de los venezolanos antes de que Nerón pegue fuego al país entero, al parecer, falta poco.