La paz valió la pena
El camino para alcanzar los Acuerdos logrados entre el Estado colombiano y las Farc, estuvo marcado por capítulos vergonzosos, en los que la clase política demostró que no tiene escrúpulos ni mide en métodos a la hora de alcanzar sus objetivos. Después del Plebiscito y la posterior firma de los Acuerdos, el país quedó inmerso en la más fuerte división, y en niveles estratosféricos de polarización. Estas, y muchas otras son las razones que utilizan los opositores a los Acuerdos para sembrar duda en la opinión pública, en el ciudadano de a pie, sobre si realmente este complejo Proceso de paz nos ha traído consecuencias positivas.
Pero, en medio de tantas noticias negativas que circulan por estos días en las redes, y de toda la polarización que aún vive el país (y que seguirá viviendo por la proximidad de las presidenciales), siempre los hechos logran decir la verdad y callar a quienes utilizan la mentira como método de guerra.
En el año 2011, cuando los heridos en combate que atendía el Hospital Militar eran casi 500 (425 para ser exactos), nadie imaginaría que cinco años más tarde, a este hospital no llegarían ni el 10% de esa cifra.
En contra del valor de la vida no hay argumentos que logren tener éxito. Es por eso que a quienes no les conviene que la guerra y la violencia se marchen de estas tierras, no pueden hacer nada para callar el bullicio de paz que ha traído consigo el silencio de los fusiles. Por lo que siguen sacando provecho de la mentira, la manipulación y la propagación de mensajes de pesimismo. Como cuando, recientemente, intentaron desviar la atención de la entrega de armas, atacando a los Acuerdos por medio de un hecho que fácilmente podría ser considerado como lo más importante que nos ha pasado en décadas.
Incluso hoy, cuando dicho hospital atiende únicamente a 12 heridos en combate, a nueve por explosivos y se registra solamente un amputado, quienes viven de la guerra y del miedo que esta genera, siguen haciendo shows mediáticos en torno a los errores que tiene un acuerdo que nunca será perfecto.
Casi cinco años después del inicio de los Diálogos, de un año de su finalización, firma y refrendación, los hechos van demostrando lo acertado y valiente de la decisión de iniciarlos, lo sensato de la comunidad intencional al respaldarlos, pero lo más importante es que estos nos confirman día tras días que valió la pena el esfuerzo, el empeño y la fe que los ciudadanos de a pie le pusimos a esta causa, y el esmero (casi terquedad) con el que nos comprometimos a mostrarle a quienes nos rodean, su importancia. La paz valió la pena, y sigue valiendo por cada vida que está salvando.