Vidal, emblema y motor de la selección chilena
Arturo Vidal personifica la confianza de la selección chilena que enfrenta a Alemania en la final de la Copa Confederaciones
Corazón de un grupo que rompió paradigmas en la historia del fútbol chileno, Arturo Vidal derrocha la confianza de un hombre acostumbrado a ganar en los más altos niveles de competencia, ya sea con su selección o con algunos de los principales clubes del mundo.
El todoterreno del mediocampo jamás ha sido tímido en cuanto a sus aspiraciones. Las compartió junto con otras figuras como Alexis Sánchez y Gary Medel desde que fueron compañeros en la selección de Chile que alcanzó las semifinales del Mundial Sub20 de 2007 en Canadá. En aquel momento, unos jovencitos que apenas daban sus primeros pasos en el fútbol proclamaron que querían llegar a campeones del mundo.
Todavía no alcanzan esa meta, pero el domingo enfrentan a Alemania en la final de la Copa Confederaciones con la posibilidad de conquistar su tercer título internacional en dos años, una gesta prácticamente impensable para el fútbol chileno hace apenas una década.
Me acuerdo muy clarito de cuando lo decía, cuando llegamos al Sudamericano (Sub20 de 2005) y después al Mundial. Todos al principio se asustaban un poco por lo que decíamos los jugadores que estábamos en esa selección, dijo Vidal el sábado, recordando aquellas bravuconadas de una generación que, con el correr de los años, terminó por justificar semejantes pronósticos.
Ahora todo un veterano de 30 años, con una trayectoria de una década en las ligas de Italia y Alemania, Vidal ha madurado hasta convertirse en el caudillo de Chile.
Su pelo sigue recortado de la manera más estrambótica posible _ por estas fechas, lleva rapadas estrellas a los costados, con su ya característica cresta estilo mohicano _ pero a ese ímpetu juvenil se ha sumado el temple adquirido tras alcanzar los octavos de final de dos mundiales (2010, 2014) y ganar dos finales de la Copa América (2015, 2016) ante Argentina, en ambos casos con definiciones por penales.
Y aunque no es el jugador más desequilibrante del plantel (ese sería Sánchez) ni el capitán de la selección (un título otorgado al portero Claudio Bravo), suele ser el referente cuando se necesita una intervención que detenga el avance rival, un pase para llegar al arco contrario, o simplemente una arenga que levante los ánimos.
Por algo lo llaman El Rey Arturo.
Claramente mi mentalidad o mi personalidad cuando entro a la cancha es ser un ganador, eso me ha ayudado a estar donde estoy, afirmó Vidal, que además de los trofeos con Chile ha sido campeón de Italia y Alemania seis años consecutivos con la Juventus (2011-2015) y Bayern Munich (2015-17).
Espero seguir así durante muchos años, hasta que me retire, agregó. Si no tuviera esa hambre o personalidad, no pudiera ser futbolista.
Vidal afirmó que su ambición no se limita a la final del domingo. Ya piensa en la recta final de las eliminatorias mundialistas de Sudamérica, en las que Chile marcha cuarto y por ahora tiene un boleto directo a Rusia 2018. Y, por qué no, finalmente conseguir esa meta que aquel grupo de jóvenes proclamó hace 10 años.
Si mañana ganamos, va a ser un mensaje muy fuerte para todas las selecciones que van al Mundial, afirmó. Nosotros no vamos a pasear.