Nueva Orleans retira tercer monumento esclavista
Nueva Orleans retira el tercero de cuatro monumento esclavista que se van a remover en la ciudad
Trabajadores en Nueva Orleans retiraron el miércoles la estatua del general confederado P.G.T. Beauregard, el tercero de cuatro monumentos esclavistas que se van a remover en la ciudad.
El retiro ocurrió, al igual que los otros dos anteriores, bajo la protección de la oscuridad, mientras opositores del monumento celebraban y simpatizantes ondeaban banderas de batalla de los confederados. Los trabajadores comenzaron a remover el monumento tras el ocaso y noticiarios mostraron que la base de la estatua fue despegada de su base poco después de las tres de la madrugada.
Los defensores afirman que quitar los monumentos equivale a borrar la historia. Pero los que piden su retirada afirman que glorifican una parte vergonzosa de la historia local y nacional.
La última estatua que se retirará será la del general Robert E. Lee, el principal jefe militar de la Confederación. La municipalidad ya ha removido la estatua del único presidente confederado y un monumento en honor a una rebelión blanca contra un gobierno birracial del municipio en la era de la Reconstrucción.
El alcalde de Nueva Orleans, Mitch Landrieu, propuso el retiro de las estatuas y el concejo municipal lo aprobó hace más de un año.
"Hoy tomamos otro paso para definir a nuestra ciudad no por su pasado sino por su futuro brillante", dijo Landrieu en un comunicado. "Si bien debemos de honrar nuestra historia, no permitiremos que la Confederación quede en un pedestal en el corazón de Nueva Orleans".
Landrieu pidió el retiro de los monumentos en un momento emotivo, tras la masacre de los nueve miembros negros en una iglesia en Carolina del Sur en el 2015. El asesino, Dylann Roof, es un racista declarado que se tomó fotos con banderas confederadas de batalla, reanudando el debate sobre si los símbolos confederados representan racismo o una herencia honorable.
El proceso de retiro no ha sido nada fácil. El concejo municipal aprobó el retiro 6-1 en el 2015 tras una serie de reuniones públicas polémicas en las que simpatizantes y oponentes se gritaron unos a otros. Los contratistas involucrados en el retiro han sido amenazados, y el trabajo se detuvo durante meses después de que simpatizantes trataron infructuosamente de detener el proceso a través de la corte.
Los trabajadores que sacaron los primeros dos monumentos por lo general usaron chalecos antibalas, cascos y se cubrieron el rostro para no ser identificados.