En gresca familiar, vuelven a noquear al Junior
De nueva cuenta corrió la sangre y hubo tiro en la residencia de los Chávez en Culiacán, Sinaloa. "El gran campeón mexicano", Julio César Chávez Carrasco, reventado por la falta de responsabilidad y arrojo de su vástago, decidió re-enseñarlo a boxear, al calor de dos "seises" de Tecate y un álbum de polcas de Los Rieleros del Norte a todo volumen.
"Uno, dos, uno, dos, dese la vuelta, dese la vueltaaaa, su ´jabe´, saque su ´jabeeee´... ¡pu... ma...!, vociferaba el verdugo del Macho Camacho, y Julito que nada más no entendía las lecciones. Ignacio Beristain, el famoso entrenador mexicano de boxeo, suplicaba que pararan: "es que, lo que el junior no aprendió en 15 años de carrera no lo va a aprender en una noche de borrachera y música rascuache", decía.
Don Julio sintió que le hervía la sangre y le aventó todo el swing de derecha al pelmazo de su hijo quien recibió de lleno los nudillos en el mentón y rodó por 27 escalones, impactándose con un frigobar bien abastecido de bebidas etílicas y galletas habaneras, cayendo las frituras al piso, explotando de furia el ex amante de Salma Hayek, quien aventó la grabadora sobrada de dimensiones sobre la humanidad del marihuano ante la mirada atónita de Nacho Beristain quien decidió poner orden a la tolvanera.
Alrededor de las 03:15 de la madrugada, agentes de la Policía Municipal culichi llegaron a la residencia donde se escuchaban los gritos: "Nomás déjenme meterle un putazo. ¡Déjenmelooo!". Un vecino de los boxeadores, el cual se negó a proporcionar su identidad por miedo a represalias, pero con marcados ademanes homosexuales, externó que desde que Julio César Chávez volvió a la actividad borracheril, la casa se llena de bebedores y promiscuas, además que el orate ex campeón mexicano frecuentemente le muestra sus partes prohibidas por la ventana, lo que le causa asco e incomodidad, según dijo a una revista de Espectáculos.
Esta sección contiene notas humorísticas y satíricas que no corresponden a la realidad. Podría no ser apto para menores de 18 años, se recomienda discreción.