Girlboss de Netflix (O de cómo Sophia Amoruso hizo su imperio de ropa vintage).
A Sophia Marlowe le gusta la ropa pero es hasta que se encuentra una chaqueta vintage en una tienda de segunda mano y se da cuenta de lo mal que se promocionan las prendas en eBay, que decide hacer un experimento.
Primero: Adquiere la prenda a bajo costo.
Segundo: Se toma fotos con la chaqueta sacando el mejor partido de esta.
Tercero: Deja que las ofertas suban como espuma.
Y es así como Sophia empieza su camino como pequeña empresaria en un mundo donde a la Generación Y o Millennials se les tiene en cuenta como la generación más narcisista de todas. Es justo la personalidad de Sophia lo que repele a muchos críticos de Rotten Tomatoes de darle a Girlboss un puntaje positivo, mientras otros consideran que la serie aporta buen humor y relevancia social.
A Girlboss se le puede considerar una serie feminista pero sería solo pasar por la primera capa. Esta serie de Netflix además de retratar el nacimiento de la compañía Nasty Gal es un perfecto ejemplo de cómo las generaciones nacidas a finales de los 80 estamos intentando encontrar una ventana por la cual escapar del desastre que nos han dejado nuestros antecesores.
Desde un sistema fallido con peros y ninguneos como el trabajar mínimo tres meses para recibir servicio médico, hasta las altas y bajas de la construcción de una empresa es lo que se encuentran en los trece episodios de la serie. También entre los temas base hay detalles como la historia de la amistad entre Sophia y Annie, la rivalidad de Gail y Sophia así como las razones por las cuales la primera defiende su postura de dejar cada prenda tal cual es mientras la segunda cree que transformar la ropa ofrece más posibilidades, e incluso la necesidad de Sophia por ser validada como adulta por su padre cuando le pide ser su cofirmante para rentar unas oficinas. Son estos detalles lo que hacen de Girlboss una propuesta enérgica ante los retos que se vienen para las personas de entre 18 y 30 años.
Incluso si los temas no bastan para atraer a otros, algunos encontrarán curioso ver a RuPaul Charles aparecer de vez en cuando solo que sin su famosa imagen en drag y sin embargo logra hacer que su personaje, Lionel, sea uno (sino es que el único) de los guardias de TSA más icónicos e irreverentes que se hayan colocado en televisión.
Pero lo que realmente importa entre los personajes curiosos y las situaciones cómicas y trágicas en la vida de Sophia es lo cercana que podría ser a la vida de la verdadera Sophia Amoruso, la fundadora de Nasty Gal y ahora creadora de la comunidad Girlboss. Desde el inicio se le advierte al espectador que esta es una adaptación muy libre el libro de Amoruso, así que no es de extrañar que algunas de las experiencias de la autora no coincidan con lo que está en la pantalla pero cuando menos va a levantar la curiosidad para adquirir el libro y revisar en realidad cómo fue la historia original.
Los que conocen la historia tal cual saben que Nasty Gal tuvo una época dorada donde solo se vendían prendas vintage y posteriormente se distribuyeron productos originales, para después quedar en bancarrota y ser vendida a BooHoo Group, un corporativo más grande que mantiene esa imagen juvenil el irreverente para todo el público que busque ropa peculiar.
Desde mi punto de vista va a ser interesante ver lo que harán con la historia de Amoruso, no pido que sea fiel al libro pero cuando menos espero que conserve en temporadas siguientes los puntos clave del auge y caída de la primera versión de Nasty Gal, así como las experiencias que enriquecieron la vida de la autora. Por ahora considero que la primera temporada no solo es entretenida sino que mantiene vivo el espíritu único de una generación que si bien no es la preferida de mucho tiene bastantes muros que romper y puentes por armar para ser respetada.