Comisión no logra medir derrame de aguas fecales de Tijuana
Una comisión binacional no ha podido determinar el volumen de aguas residuales vertidas en EEUU desde Tijuana en febrero
Una comisión binacional no ha podido determinar qué volumen de aguas residuales se vertió en la costa suroeste de Estados Unidos desde México debido a infraestructuras envejecidas en la ciudad fronteriza de Tijuana.
Las autoridades mexicanas informaron de un derrame de 106 millones de litros (28 millones de galones) entre el 1 y el 4 de febrero cuando se estaban haciendo reparaciones en el sistema de alcantarillado de Tijuana, según la Comisión Internacional de Límites y Aguas. Esa cifra es muy inferior a los 541 millones de litros (143 millones de galones) estimados en un principio.
Sin embargo, el informe determinó que se había vertido una cantidad desconocida de aguas residuales de otras fuentes, como cañerías bloqueadas o colapsadas en Tijuana y alcantarillas que rebosaron durante fuertes aguaceros.
"Es difícil determinar el flujo exacto, ya que no se midió de forma directa", según la comisión, que gestiona las disputas fronterizas sobre el agua y otros asuntos.
Los investigadores no pudieron identificar la fuente de la suciedad, que indignó a los vecinos de la localidad de Imperial Beach y otros suburbios de San Diego durante la mayor parte de febrero y provocó el cierre de varias playas.
El incidente recalcó la necesidad de mejorar las comunicaciones entre las autoridades locales a ambos lados de la frontera, indicó la comisión, así como la recogida de información y el sistema de alcantarillado de Tijuana.
Según un tratado de 1848, el río Tijuana cruza Estados Unidos durante unas pocas millas a través de un valle antes de llegar al océano. Cuando hay marea alta y hay muchas aguas residuales, los vecinos dicen que un estuario se llena de agua maloliente.
Las aguas residuales procedentes del otro lado de la frontera son desde hace tiempo un tema sensible en Imperial Beach, una ciudad de unos 30.000 habitantes que atrae a surfistas y familias que buscan viviendas relativamente asequibles cerca de la playa. En el pasado eran habituales derrames de más de 28 millones de litros (10 millones de galones) al día.
Una planta estadounidense completada en la década de 1990, así como mejoras en el sistema de Tijuana, aliviaron el problema. Sin embargo, el último vertido fue un recordatorio de que las instalaciones están lejos de ser óptimas. Los derrames de 3,8 millones de litros (1 millón de galones) o más siguen considerándose algo rutinario.