La ONU pide a Turquía que investigue muertes y abusos
El gobierno turco debería investigar las denuncias de cientos de asesinatos y abusos a los derechos humanos en el sureste del país, denuncia la ONU
El gobierno turco debería investigar las denuncias de cientos de asesinatos y abusos a los derechos humanos en el sureste de Turquía, denunció el viernes la comisión de la ONU para los derechos humanos al publicar un informe sobre el auge de la violencia en la región en el último año y medio.
El informe, basado en la llamada "vigilancia remota", sostiene que unos 1.200 habitantes y 800 policías murieron entre julio de 2015 y diciembre de 2016, cuando entraron las fuerzas de seguridad.
La cancillería turca no respondió de inmediato a un pedido de declaraciones.
Turquía ha enfrentado muchos factores de desestabilización en los últimos años, como ataques extremistas, un intento de golpe de Estado y el ingreso masivo de refugiados sirios. Milicianos curdos, muchos de ellos posiblemente vinculados con el grupo rebelde Partido de los Trabajadores Curdos, han registrado avances en la lucha contra el grupo Estado Islámico en Siria.
El informe de 25 páginas, basado en relatos confidenciales, imágenes satelitales y otras fuentes, menciona la destrucción de unos 1.800 edificios y el desplazamiento de al menos 335.000 personas durante la barrida de las fuerzas de seguridad.
Pide que se investigue para que los "autores de matanzas ilegales comparezcan ante la justicia", se ponga fin a "toques de queda sin aviso" y "reparaciones para las víctimas y los familiares" que han sufrido violaciones de sus derechos.
Los investigadores de derechos humanos de la ONU no han obtenido acceso a las zonas de predominio étnico curdo en el sureste. El vocero Rupert Colville dijo que el gobierno en Ankara "en realidad no ha explicado los motivos" para negar el acceso.
Colville dijo que el propio país podría realizar la investigación, siempre que "demuestre ser independiente e imparcial".
Dijo que el comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Zeid Ra'ad al-Hussein, estaba "alarmado por el deterioro aparentemente significativo" de los derechos humanos en Turquía, "que según él solo sirve para agudizar las tensiones y acrecentar las probabilidades de la inestabilidad a largo plazo".