El Barcelona necesitaba una gesta inédita para superar los octavos de final de la Liga de Campeones. Vaya que la consiguió, y de la forma más dramática posible.
Neymar anotó dos goles después de los 88 minutos, y Sergi Roberto marcó en el quinto y último minuto de los descuentos para sentenciar el miércoles un triunfo por 6-1 sobre Paris Saint-Germain y concretar la mayor remontada en una eliminatoria en la historia de la Liga de Campeones.
El conjunto de Luis Enrique venía de perder 4-0 en el partido de ida en París, un resultado que hasta ahora había sido una sentencia de muerte en la Champions.
"Quisieron enterrarnos", recordó el central Gerard Piqué. "Hoy me voy a ir de fiesta aunque tenga entrenamiento mañana. Que contraten a muchas enfermeras en los hospitales para dentro de nueve meses, porque hoy se va a hacer mucho el amor".
Tres goles antes de cumplirse la hora de juego permitieron al Barsa entusiasmarse con voltear el marcador, antes de que el uruguayo Edinson Cavani recortara a los 62 y torpedeara las esperanzas de los locales, entonces obligados a marcar tres más. Neymar hizo el cuarto con un tiro libre a los 88, metió el quinto de penal a los 91, y Roberto, ingresado de suplente a los 72, completó la remontada a los 95 a pase del brasileño.
"Fue una película de terror. Es una victoria de la fe. Va dedicada a todos los que la tuvieron. Es un refuerzo bestial", consideró Luis Enrique. "Este es un deporte de chiflados. Cualquier niño que estuviera en el Camp Nou no olvidara esta noche en su vida".
La gesta europea, apenas una semana después de que Luis Enrique anunciara que no seguirá al timón la próxima temporada, supone un duro golpe para el PSG, que sigue huérfano de títulos continentales y cayó nuevamente a manos de los azulgranas, aunque de forma mucho más trágica que en 2013 y 2015.
"Hemos perdido una gran oportunidad. Nos faltó presencia y personalidad, pero también fue mérito de ellos. Las decisiones arbitrales fueron en contra nuestra, y en los últimos minutos perdimos todo lo que habíamos recuperado", lamentó el técnico, Unai Emery.
Suárez abrió el marcador a los tres minutos y, tras el gol en contra de Layvin Kurzawa a los 40, Messi puso su granito de arena con un penal sobre Neymar convertido a los 50, aunque el olfato de Cavani, con su 38vo tanto de la temporada, comprometió la culminación de la obra azulgrana.
"Cuando crees que estás muy cerca, te marcan, se te cae todo encima. Lo vi difícil, pero en los últimos diez minutos el equipo siguió creyendo. Fue increíble", declaró el argentino Javier Mascherano.
El sueño se tornó pronto pesadilla para el PSG, que encajó el primer gol sin apenas tiempo para acomodarse sobre la cancha, cuando Rafinha colgó un balón desde la derecha y ni Kevin Trapp ni su defensa lograron despejar ante la amenaza de Messi, adelantándose a todos Suárez para peinar por encima del arquero y poner el partido en estado de ebullición.
Replegados los visitantes, el Barsa optó por la cocción lenta buscando adentrarse de nuevo en el área rival, aunque debió contentarse en la primera media hora con un tiro libre directo de Messi y una lejana comba de Neymar, también fuera por poco.
Centrado en defender, agrupadas sus líneas en no más de 15 metros de largo cerca del área propia, el PSG trabó el partido como pudo, y al cuadro local le costó engrasar la circulación de la pelota. Pero dónde no alcanzó la táctica llegaron la fe y la clase de Andrés Iniesta, pundonoroso en la presión a Marquinhos en balón aéreo de Suárez, e ingenioso en el improvisado centro de espuela, que Kurzawa, desconcertado, impulsó hacia su propio arco.
Con media faena realizada, los locales respiraron hondo al descanso y esperaron la lenta salida de la caseta del PSG, que inicio la segunda mitad tan mal como la primera, con el balazo en el propio pie que supuso el penal de Thomas Meunier a Neymar, hábil en el desborde por la izquierda.
La jugada originó en otro dulce pase de Iniesta, y la pena máxima, convertida con potencia por Messi, activó definitivamente al argentino, enrabietado en la celebración.
Los franceses pasaron de verle las orejas al lobo a sentirle el aliento canino, e intentaron soltar su propio mordisco con un remate al poste de Cavani tras cruce de Meunier.
La incorporación ofensiva del lateral y el ingreso del argentino Angel Di María oficiaron de toque de corneta visitante, abrieron definitivamente el choque, ya a todo o nada para ambos, y Cavani respondió con el recorte cuando más lo necesitaba su equipo.
Tibio atrás, el Barsa defendió mal un pelotazo que retrasó Kurzawa para el charrúa, imperial en la volea estática desde el corazón del área. Acto seguido, el ariete se escapó de nuevo, pero perdonó frente a Marc-André Ter Stegen.
Ante la necesidad de anotar tres tantos más por el valor doble de los tantos a domicilio, el Barsa no bajó los brazos y se enganchó al partido con el cuarto de Neymar, de bello tiro libre directo al rincón, y el quinto del brasileño de penal, tras liviana caída de Suárez en roce con Marquinhos.
Los cinco minutos de añadido se le hicieron un mundo al PSG, que reculó hasta ver como Roberto irrumpió en el área para empujar un balón colgado por Neymar.
"Me he tirado con todo", relató Roberto. "Este equipo, si algo ha demostrado, es que está hecho para esto, y ha trabajo mucho por conseguirlo".
Los franceses dijeron adiós a una racha de 16 cotejos invictos y a la Champions, por la que sigue pujando el Barsa tras una gesta digna de campeón, y que le permitió alcanzar los cuartos de final por décima temporada consecutiva.
"Creímos y jugamos sin presión, con alegría. Es el mejor partido de mi carrera", concluyó Neymar.