En fase de recomposición del régimen español, medio país sale ileso de los tribunales por robar o estafar y otro medio se halla procesado por tuitear o rapear. El deporte no es ajeno a ese proceso. Mientras el dorsal del corrupto Urdangarín se exhibe en el Palau, en España es sancionado levantarse una camiseta que conmemora la memoria de un luchador como el andaluz Pablo Ráez.
Su muerte ha conmovido al país. Tenía solo 20 años y no ha podido superar la leucemia que padecía desde 2015. El futbolista Juanmi quiso homenajearlo al marcar con la Real Sociedad y fue sancionado con una tarjeta amarilla que le acabó costando la expulsión.
El árbitro Undiano Mallenco recogió en el acta que fue sanciondo por cubrirse la cabeza con la camiseta, siguiendo al pie de la letra la normativa. A pesar de que el propio reglamento establece que "se pretende que los árbitros actúen de forma preventiva y utilicen el sentido común al encarar las celebraciones de un gol".
Es una norma inventada para amonestar una conducta antideportiva, justamente lo contrario del caso de Juanmi, intérprete de uno de los actos más deportivos de lo que llevamos de temporada, ya que Ráez representa todo lo que enseña el deporte: superación, sacrificio, esfuerzo y dignidad.
El caso de Juanmi no ha sido el primero ni será el último. Anteriormente, Messi y Villa fueron castigados con 2.000 euros de multa por felicitar a su madre en el día de su cumpleaños y por mostrar una camiseta en la que se podía ver a sus hijas, su mujer y el texto "¡Imposible sin vosotras!". Diego Castro fue sancionado con 3.000 euros por homenajear a Manolo Preciado. Y Kanouté fue sancionado con 3.000 euros por mostrar una camiseta de apoyo a Palestina.
Cristiano Ronaldo no fue sancionado al considerarse un gesto pacífico de fraternidad y solidaridad y a Sergio Ramos se le retiró la sanción con su homenaje a Puerta porque "se trataba de un homenaje sincero por lo que se dan unas circunstancias muy excepcionales".
Es un tema que viene de lejos y desde la FIFA. Al propio Andrés Iniesta le mostraron cartulina amarilla en la final del Mundial con su imborrable recuerdo a Dani Jarque.
Se trata de una normativa sin sentido que resulta muy injusta con mensajes solidarios como el de Juanmi, al que deberían perdonar y quitarle la sanción. El reglamento debe ser renovado. La ley del fútbol ha de dejar de ser la voluntad de una élite ajena al fútbol y a la vida en comunidad.