Kremlin niega desilusiones en sus vínculos con EEUU
El Kremlin niega que se haya sentido decepcionado por la falta de avances en la mejora de las relaciones con Washington desde la juramentación de Donald Trump
El Kremlin negó el viernes que se haya sentido decepcionado por la falta de avances en la mejora de las relaciones con Washington desde la juramentación de Donald Trump y sostuvo que no ha transcurrido suficiente tiempo para pronosticar el rumbo de los vínculos bilaterales.
A una pregunta de si el gobierno ruso estaba desilusionado con Trump por la falta de avances rápidos en la reparación de las relaciones, el vocero presidencial Dmitry Peskov respindió: "nunca vimos las cosas color de rosa, nunca nos hicimos ilusiones, por lo tanto no hay motivos para estar desilusionados".
Dijo que las áreas posibles de cooperación y desacuerdo entre los dos países solo se podían delimitar después de que el presidente Vladimir Putin y Trump mantuvieran conversaciones en profundidad y que no estaba claro cuándo podrían tener lugar.
"Solo después de que tengan la oportunidad de mantener una conversación detallada resultará claro cuáles diferencias significativas persisten y dónde será posible hallar áreas de cooperación", dijo Peskov en conferencia de prensa telefónica.
Peskov evadió una pregunta acerca de la conferencia de prensa de Trump en la cual éste culpó a la prensa por tratar de frustrar su plan de mejorar las relaciones con Moscú. "Los lazos Rusia-EEUU son importantes para nuestras dos naciones y toda la comunidad global, de manera que creemos que merecen atención especial", dijo Peskov.
Preguntado si el Kremlin había seguido la conferencia de Trump, Peskov dijo que el gobierno ruso estaba demasiado ocupado con los asuntos nacionales.
Peskov negó que la televisión estatal rusa hubiese recibido órdenes de ser menos obsecuente con Trump y aseguró que las emisoras no reciben órdenes del Kremlin.
Sin embargo, era evidente el cambio de actitud en los programas noticiosos de la televisión estatal, que le dedicaron al presidente estadounidense mucho menos tiempo que antes.
El cambio de tono podría ser indicativo de un intento de poner paños fríos a las expectativas públicas de una mejora inmediata de las relaciones con Washington, alentadas por la victoria de Trump.