Alavés continuó su marcha sorprendente en la Copa del Rey y disputará por segunda vez en sus 96 años de historia la final de un torneo relevante, tras imponerse el miércoles 1-0 al Celta de Vigo.
Nada mal para un equipo que hace un año jugaba en la segunda división, y que ahora busca pelear ante los grandes bajo la dirección del argentino Mauricio Pellegrino.
"Es un regalo de estos chicos, es un regalo de la profesión, un mimo para cualquier profesional llegar a una final y más en este primer año de regreso a la primera división", dijo el técnico en conferencia de prensa.
Luego del empate sin goles firmado por ambos bandos en la ida, Édgar Méndez se vistió de héroe a los 82 minutos, con el tanto que dio al club del País Vasco el inesperado boleto para la final del 27 de mayo, en la que se medirá al bicampeón defensor Barcelona.
El conjunto catalán superó la víspera al Atlético de Madrid por un marcador global de 3-2.
"Hoy hemos hecho historia", destacó el capitán de los "Babazorros", Manu García. "Y en la final de mayo buscaremos la gloria".
El optimismo no es tan exagerado. Alavés sorprendió al Barsa, derrotándolo por 2-1 en el Camp Nou, en la tercera fecha de la presente campaña de la Liga española. Ambos conjuntos medirán fuerzas otra vez en la Liga el sábado, pero en Vitoria.
"El partido del sábado es un partido muy difícil", valoró Pellegrino. "Hay que pasar página y tratar de poner a la gente que mejor esté. Nuestro objetivo número uno es el de la Liga, y queremos dar la talla".
La única final que el Alavés ha disputado en su historia data de 2001, cuando cayó 5-4 ante Liverpool en la Copa de la UEFA, conocida actualmente como Europa League. Fue un partido electrizante, dirimido con gol de oro en tiempo extra.
Fundado en 1921, Alavés permaneció 10 años en las categorías inferiores, incluidos cuatro en tercera, antes de su ascenso para esta campaña.
"Ni en nuestros mejores sueños imaginamos algo así", reconoció el volante del "Glorioso", Kiko Femenia.
Celta, cuatro veces subcampeón de copa, no se instala en la final desde 2001.
"Es una decepción, teníamos muchas ilusiones en esta competición", lamentó el entrenador argentino del conjunto gallego, Eduardo Berizzo.