"No actúes, solo piensa"
En el marco de tiempo en el que nos movemos en estos momentos de la historia, parece ser que dar un paso, es dar un salto. Los ecos de nuestros pensamientos crean avalanchas. Todo acto ideológico o político crea paradojas incomprensibles para nosotros. Y cuando nos damos cuenta vivimos en el caos de nuestras propias contradicciones. Un gran consejo para estos tiempos por parte de Slavoj Zizek es: "En el siglo veinte, quizás, hemos tratado de cambiar el mundo muy rápidamente, es tiempo de interpretarlo de nuevo, no estoy diciendo que mientras la gente está sufriendo y soportando cosas horribles, deberíamos sentarnos y pensar, pero sí debemos tener mucho cuidado con lo que hacemos".
Donald Trump es un símbolo explícito de la actitud reaccionaria que tenemos al encontrarnos con lo inaudito y lo sorpresivo, (en este caso Trump con lo políticamente incorrecto) esa forma de emprender acción empujados por el miedo de guerras mundiales donde se realizaron masacres por sujetos con un perfil parecido al nuevo presidente de EUA. Con una desesperada forma de liberarnos del pasado nos metemos en un posible futuro que lejos de alejarse de lo antes ya experimentado parece más un abismo del que no entendemos cómo nos fuimos a meter. Y nos redimimos al tratar de no permitirlo. Ese abismo es la rapidez con que los acontecimientos parecen suceder y olvidarse. Esa nada frente a la que nos sentimos desprotegidos son nuestras propias formas de reaccionar sin la reflexión y discriminación que requiere un acontecimiento tan complejo como el de un nuevo (en todo el sentido de la palabra) presidente de una potencia mundial. Protestas, uniones inesperadas de países y grupos marginales, noticieros las 24 horas del día y los 7 días de la semana vigilando a Trump; todo esto un enorme símbolo de nuestros tiempos y más importante aún, un síntoma de un peligroso pero seguro futuro, del que solo depende de nuestra inteligencia para no solo poder enfrentarlo, si no, hasta cambiarlo.
Las formas en que se muestra la evidente transformación política a la que nos enfrentamos, no es algo que espontáneamente explota en nuestras caras, sino que es una sombra que se oculta debajo de nuestra historia conforme vamos haciéndola. El hecho que me sorprende y preocupa más, es aquel hecho de que todos parecen estar sorprendidos u ofendidos por los cambios que se hacen en el capitolio o que ganara las elecciones un totalitario-nacionalista, racista con mentalidad empresarial-capitalista. Como si todos quisieran cerrar los ojos al hecho de que Donald Trump es el arquetipo de la "clásica escuela de pensamiento nativista de EUA" solo porque todo parecía tener aroma a progreso social con solo cerrar la puerta a los comentarios que se hacen en muchas de las cocinas sureñas de EUA (como dijo el mismo Obama) y se prestara tanta atención a el discurso progresista de la administración (una administración con aroma a guerra fría) de los demócratas de Barack Obama.
Pero en un momento se abrieron las puertas de esas cocinas sureñas y los comentarios eras estrepitosos, y de repente tienen una voz: un empresario de bienes raíces y productor de programas de televisión chatarra (tan sexista como miss universo) que quería ser presidente de los estados unidos. Teníamos la ilusión de progresar a pasos agigantados, y se tuvo la inocencia de predecir la presidencia de Hillary Clinton, mientras que la sombra que se oculta debajo de la historia se hacía explícita. Hicimos e hicimos, y nada se reflexionó, se repensó, se criticó. Pocas voces fueron escuchadas. Pero parece que ir lento en este nuevo ritmo de tiempo en el que vivimos es ir más seguro.
¿El país está dividido? Si. Pero es un buen reflejo de que EU está sano aun y hay gente muy inteligente y abierta al mundo, pero su contraparte no son más que sus vecinos. De nuevo de pasa lo mismo, todos corren lejos a protestar contra la cúpula del poder en el capitolio. Mientras que los que metieron ese mismo poder fueron sus compañeros de trabajo, sus vecinos pobres, compañeros ricos de universidad, los familiares que perdieron sus casas en la recesión del 2008. Nadie volteó a observar y reflexionar acerca de su prójimo, los problemas de las cocinas sureñas ¿Cómo lo harán en la esfera política tan lejana al ciudadano común?
Debemos detenernos y pensar en todo lo que hemos querido cambiar en tan poco tiempo, y en lo que hemos hecho a base de tiempo sin darnos cuenta por esas prisas a las que nos empuja toda esa gente como Trump que parecen ansiosos de cambiar el mundo sin entenderlo. La sociedad sigue día a día, la vida corre y mientras eso pasa nosotros debemos reflexionarla y guiarla hacia un proceso en el que nos encontremos con menos sorpresas desagradables.