Gaspar Yanga, el indomable esclavo negro que venció a España
Las duras condiciones de vida que sufrieron los indígenas de la Nueva España provocaron el rápido descenso de su población. Murieron masivamente, por el maltrato a que los sometían los encomenderos españoles. También por las enfermedades incurables que les contagiaban los europeos. Para colmo de males, los muertos no se reponían con suficientes nacimientos de nuevos indígenas. Las mujeres preferían concebir de españoles y mestizos, pues así darían a sus hijos la posibilidad de no ser esclavos.
La solución más práctica para los españoles peninsulares fue importar decenas de miles de esclavos negros capturados en África. Los esclavos africanos resultaron ideales para el duro trabajo en las encomiendas, resistiendo perfectamente el intenso calor de las costas.
Muy pronto esos inmigrantes forzados se vieron sometidos a condiciones de vida infrahumanas. Fue por eso que los esclavos negros buscaron desesperadamente la manera de liberarse de la opresión a que los sometían sus amos blancos. Esto dio lugar al fenómeno de los negros cimarrones, esclavos que huían a la selva o al monte. Desde esos lugares se hacían fuertes en las cimas, de ahí lo de cimarrones, y desde ahí lanzaban expediciones para saquear haciendas y pueblos para sobrevivir. Dándose además a la tarea de asaltar a los comerciantes que cubrían la ruta México-Veracruz.
Al mismo tiempo, se levantaban en armas por doquier los esclavos, buscando con fiereza su libertad. Pretendían además derrocar la tiranía de los virreyes y colocar en la capital del virreinato a uno de los suyos como rey. Casi todos estos levantamientos fueron derrotados y severamente reprimidos. Sin embargo, la resistencia de los negros cimarrones en lo que hoy es la zona centro de Veracruz subsistió. Este movimiento fue iniciado el en 1537 con la fuga de un grupo de esclavos. Este foco de resistencia se vería decisivamente impulsado al incorporarse a él un individuo singular. Era un negro altísimo, fornido y muy inteligente. Alrededor de 1570 huyó de sus esclavizadores y se internó en la jungla.
Su nombre era Nyanga, que hoy pronunciamos Yanga. Los españoles lo bautizaron con el nombre cristiano de Gaspar. Gaspar Yanga decía con orgullo ser descendiente de reyes. Al parecer, provenía de la región del Brong, en Ghana, y tras ser capturado, fue embarcado en Cabo Verde. Así fue como llegó a ser recibido en la Nueva España a través de Veracruz.
Bajo su mando, los negros cimarrones se tornaron imbatibles, y fueron una seria amenaza para las poblaciones y posesiones de peninsulares y criollos. Además se dedicaban a desvalijar continuamente los vehículos y mulas cargados de alimentos y mercancías importadas.
Desde antes de 1608 el grupo se asentaba en un palenque cercano de lo que hoy es Córdoba. Habitaban en la aldea más de 500 personas y se temía una insurrección generalizada de esclavos en toda la región. Muchos consideran a esta aldea como el primer pueblo libre de América, pese a que otros bastiones de fugitivos fueron fundados antes en otros puntos del continente. San Lorenzo de los Negros, como se conocía a la aldea construida por Yanga y sus cimarrones, aún hoy existe a pesar en que fue incendiada y destruida por las tropas del virrey. Los leales a Yanga lograron escapar con vida y reconstruir su comunidad. Actualmente se le conoce como Yanga, en homenaje al libertador. A petición de los mismos pobladores ha sido reubicada. Esto se hizo porque el emplazamiento original se hallaba en una zona poco propicia a la agricultura.
En enero de 1609, el virrey Luis de Velasco envía una expedición contra los rebeldes. Se enfrentan en sucesivos combates 550 soldados del virrey contra 500 cimarrones. De lesos cimarrones, 100 contaban con letales armas de fuego. La fortuna sonríe alternativamente a uno y otro bando. Sin embargo las tropas de la corona nunca logran obtener una victoria decisiva. Ello se debía a que los negros sabían ocultarse en la intrincada orografía de la zona. Para entonces, las fuerzas de Yanga estaban dirigidas en lo militar ahora por el negro angoleño Francisco de la Matosa. Los alzados logran causar numerosas bajas a sus enemigos, así como infligirles constantes derrotas. Bajo este punto de vista podemos observar que Yanga, efectivamente logró derrotar en más de una ocasión al imperio español en su lucha por la libertad.
Forzadas a parlamentar para dar fin a una guerra demasiado costosa y poco productiva, las autoridades del Virreinato escuchan las exigencias de Yanga. Los rebeldes piden que se reconozca la libertad de todos aquellos que vivieran en su asentamiento antes de 1608. Igualmente piden la creación de un pueblo legítimo gobernado por Yanga y sus herederos. Exigen la exclusión de los españoles de dicho pueblo, y una iglesia consagrada. A cambio, prometían vivir de modo pacífico, regresar a futuros cimarrones a sus dueños y prestar servicio militar cuando les fuese requerido.
Inicialmente las demandas de Yanga son rechazadas, y el conflicto parece perpetuarse, hasta que en 1624 un nuevo virrey, Rodrigo Pacheco y Osorio, marqués de Cerralvo, reinicia las negociaciones de paz, concediendo a los ex esclavos sus demandas. Por fin en 1630, el dicho virrey considera satisfechos los intereses de la Corona, y decreta oficialmente fundado el pueblo de San Lorenzo. En reconocimiento a la buena disposición del virrey, el pueblo donde se asentaban los otrora rebeldes pasa a llamarse San Lorenzo de Cerralvo.
Así es como San Lorenzo se convierte en una comunidad con habitantes libres, ni ellos ni sus descendientes serían ya esclavos. Gozarían de autonomía y autogobierno, aunque seguirían dentro del virreinato de la Nueva España. San Lorenzo de Cerralvo, hoy Yanga se adelanta así casi dos siglos al resto de la Nueva España en la obtención de su libertad. Hoy Yanga es un municipio del estado de Veracruz, con una población mestiza donde ya es difícil encontrar los típicos rasgos negroides de los primeros afromexicanos. Ahora ya no se habla de negros, españoles, mulatos, indios o mestizos, sólo de mexicanos.