El chavito de Monterey
El pasado 19 de enero de este año México se conmocionó como nunca por una balacera ocurrida en un colegio de la ciudad de Monterrey ubicada al norte del país. El trágico hecho ha elevado las alarma rojas al límite, con una sociedad convulsionada por el aumento a los combustibles y la peor crisis política en 20 años, la sociedad no da crédito al video que circula en redes sociales de este niño disparando y disparándose a si mismo.
Buscando una respuesta, tanto la "policía cibernética" en México cómo los medios de comunicación y los interesados en general han fijado su mirada en el grupo de Facebook llamado "legión Holk" al que el menor pertenecía. Dicho grupo está constituido, en general su contenido por opiniones negativas y alusivas a la violencia o depresión.
Hoy, este sitio es objeto de estudio de la prensa mexicana, pero... ¿Qué no deberíamos de procurar generar "contenido" de pensamiento positivo, desde el individuo?
Veamos el contexto; México es un país más fuertemente influido por los medios de comunicación que por una formación de cultura, civilidad, mexicanidad, tradición y mejora de costumbres. El internet es relativamente nuevo para el manejo correcto de los niños, y los antecedentes son estos.
En el país azteca, 60 personas de cada mil usan Facebook, en México su penetración de esta red social es de 91% de las personas que usan internet, 87% ingresan cada día al sitio y según la asociación mexicana de internet revela que para cerrar el 2015 había 65 millones de usuarios en internet habitando en México.
Tras este contexto, podemos determinar que los grupos de este tipo reflejan a nuestra sociedad. Pero que hace Facebook al respecto? de entrada tiene políticas y algunas muy duras, la última vez que la empresa de Zuckerberg revisó estas reglas para usar su plataforma era el año de 2013 y estas ya señalaban el rechazo de la empresa por el contenido violento, machista y algunas cláusulas sobre la venta ya prohibida de artículos para adultos.
Siguiendo con el delito del menor, las autoridades mexicanas reportaron que el niño había expresado en estos grupos el deseo de quitarse la vida y cometer el crimen, bajo la aprobación de las personas que con él, compartían la suscripción.
La conexión está en que Facebook ya había probado ser una red social que se asociaba con un comportamiento depresivo. En 2012, Facebook sometió a casi 700.000 de sus usuarios a un experimento sobre las emociones humanas, tomando como conejillo de indias a más de 689 000 perfiles de Facebook sin consentimiento para su experimento y mediante la manipulación de los algoritmos que seleccionan la información que aparece en el muro.
El resultado fue que los usuarios sí se contagiaron de emociones negativas pero mínimamente. Poco tiempo después, luego de darse a conocer la opinión pública se volcó en contra.
Falta mucho por hacer en materia de reglamentación del internet para lo menores de edad, pero como siempre, el arma verdadera contra este tipo de tragedias es la educación de los que educan. Una generación atrasada en educación digital que así como sus padres entendieron lo que era vivir en ciudades más atestadas es decir, aprendieron civismo, civilidad, así, del mismo modo debemos llevar este civismo digital a quienes lo usarán en el futuro, las nuevas generaciones.