El bielsismo arranca las flores del jardín de Zidane
Intento que los jugadores vuelvan a ser los niños que jugaban por el placer de jugar
Zidane ha perdido su imbatibilidad en una semana amarga para un madridismo que vivía con optimismo el récord de los suyos. El Sevilla y el Celta han ahogado al conjunto madridista en Liga y Copa desde el convencimiento de sus entrenadores Sampaoli y Berizzo. Dos técnicos que tienen como referente intelectual al entrenador Marcelo Bielsa.
Para Berizzo: "El bielsismo es ser respetuoso, consecuente con contratos e impulsar procesos. Es la dedicación puesta al servicio del oficio Una manera de enfrentar la profesión. Una corriente de entrenar, de comportamiento ético". Sampaoli, uno de los técnicos de moda en el fútbol internacional y que ha puesto en el foco mediático el término del 'amateurismo' olvidado en el fútbol negocio. El técnico sevillista explica su visión del juego: "Intento que los jugadores vuelvan a ser los niños que jugaban por el placer de jugar".
El bielsismo es preferir el recorrido a la meta, los principios a las conveniencias, lo merecido a lo obtenido, el protagonismo a la especulación, el amor a la tarea al todo vale, la autenticidad a la fachada, la discreción al exhibicionismo, la sobriedad a la arrogancia, el convencimiento a la duda, la generosidad al egoísmo, la honestidad a la hipocresía. El bielsismo no es más que no hacer nada que Bielsa no haría.
Si Pep era y es cruyffista radical, Sampaoli y Berizzo lo son de la Escuela Bielsa. Una escuela de fútbol que considera el valor como, según palabras del técnico argentino: "Adaptarse a la exigencia, no desmoronarse, no quebrarse, persistir a pesar de la adversidad, enfrentar las dificultades sin pervertirse, pudiendo ser el mismo, estar dispuesto a poner en riesgo lo que poseo, aceptar el reto, el desafío, el cambio, el riesgo, tolerar los picos de dolor, saber sufrir, volver a empezar aún cuando la interrupción se produce cerca del final, saber recomenzar cuando estamos ahí cerquita y creímos que llegamos, recobrar el estado original sin perder salud en la búsqueda de la efectividad".
De esta forma, el bielsismo ha acabado con el jardín del Edén de Zidane.