El rico de su dinero no es dueño sino esclavoMágico González
Son las cosas que no se eligen (nuestra familia, nuestro equipo de fútbol, nuestra barriada) las que marcan nuestras vidas y la identidad de la clase trabajadora. Los hinchas tienen esa conciencia obrera grabada a fuego y por eso son caricaturizados: para exterminar el único reducto de identificación popular que queda en este deporte. Los valores del capitalismo se han ido apropiando del fútbol y los hinchas han sido los únicos que han ido a contracorriente en un sistema de negocio en el que los dirigentes de los palcos y los medios de comunicación van de la mano para saquearlos.
Los futbolistas multimillonarios, mercancías del actual sistema, son envidiados en las barriadas al haberse salvado de las duras horas en los astilleros, en la fábrica, en el supermercado o en la cola del paro. Decía Eduardo Galeano que a estos futbolistas, envidiados en los barrios, los empresarios los compran, los venden, los prestan, y se dejan llevar a cambio de la promesa de más dinero. Y que cuanto más éxito tienen, y más dinero ganan, más presos están. Cuenta la leyenda que Mágico González le mandó una carta a un empresario millonario de Cádiz diciéndole algo parecido: "El rico de su dinero no es dueño sino esclavo".
China ha roto el mercado futbolístico este invierno. Óscar y Tévez cobrarán 24 y 38 millones de euros anuales, o lo que es lo mismo: 70 y 50 euros cada minuto. El entrenador Klopp dijo que era absurdo irse a China con 25 años como Óscar y que a estos futbolistas no les interesa competir sino el dinero.
En Chavs, la demonización de la clase obrera, Owen Jones explica cómo los jugadores que ganan cientos de miles de euros semanales están desligados por completo de sus raíces de clase obrera. Y de esta forma se pierden los iconos y los símbolos de las clases trabajadoras. El diputado laboralista Stephen Pound explica: "Si miras a los héroes de la clase trabajadora (Lampard, Beckham) ¿qué es lo primero que hacen? Se mudan de las zonas de clase trabajadora a Cheshire o Surrey. No tienen la suficiente confianza para ser fieles a ella". Según Jones: "Es el peor insulto. Un deporte que durante tanto tiempo estuvo en el centro de la identidad de la clase trabajadora se ha transformado en un bien de consumo de la clase media controlado por millonarios arribistas".
El entrenador Marcelo Bielsa llamó a sus futbolistas del Athletic de Bilbao: "millonarios prematuros que se permiten reírse de la gente porque tienen su futuro resuelto" haciendo una magnífica radiografía sobre la burbuja en la que viven estos privilegiados profesionales del fútbol.
Uno de estos privilegiados, el gaditano Chico Flores, de 29 años, futbolista de la Liga de Qatar, que no descarta jugar el Mundial de 2022 nacionalizado con este país del Golfo Pérsico, ha tenido un rifirrafe con algunos hinchas del equipo de su ciudad, el Cádiz tras declarar que quiere retirarse en el conjunto amarillo: "Manda huevos cómo sois los cadistas. Encima que me echaron como a un perro de mi casa cuando era un niño, y más sabiendo cómo lo pasamos los gaditanos que venimos de barrios humildes y lo que nos cuesta ganar dos duros, ahora se vais a poner a protestar. ¿Sabéis cómo está la situación en España en Primera? Así que imaginarse en Segunda la diferencia económica que puede haber de donde estoy ahora. Es muy fácil cojones, que me tenéis hasta los huevos ya. Si el día de mañana no queréis que vuelva no vuelvo. Así de fácil y así de simple. Para todo, por ciudad, por equipo y por afición sois la mejor del mundo, pero para decir tonterías también. Cuando era pequeño allí me tuve que ir hasta con las lágrimas saltadas por la puerta de atrás. Nunca guardé rencor como gaditano que soy. Lo que se tiene que valorar más es a la cantera y tratar mejor a la gente de casa..."
Chico ha desaparecido del foco mediático. Si uno googlea se da cuenta de que la última noticia que aparece sobre él fue extradeportiva al protagonizar una boda al más puro estilo hollywood: despedida por todo lo alto dos semanas en Las Vegas, Ibiza y Marbella y vendida por los periódicos Marca y AS como la boda soñada por todos con un helicóptero nupcial para la ocasión. El típico suceso que vende a bombo y plantillo la prensa en busca de clics fáciles y que no tiene ningún tipo de interés más allá del chismorreo.
Chico vivirá en tal burbuja que es normal que olvide sus raíces obreras. Seguramente desconocerá que el salario mínimo para los jugadores de Primera División subió el año pasado un 21% y pasó a 155.000 euros anuales en Primera y a 77.500 euros anuales en Segunda. Mientras el salario mínimo interprofesional anual en España es menor de 10.000 euros.
Seguramente Chico en su burbuja desconocerá que en Qatar, el país al que no hace ascos de representar en el Mundial 2022, los sindicatos son ilegales, el 60% de la población vive en campos de trabajo, la esclavitud laboral es legal, ya son más de 1.400 trabajadores asesinados en las obras del Mundial y se calcula que morirán 5.000 obreros hasta el comienzo del campeonato del mundo. La dictadura teocrática y wahabi de Qatar impide a los trabajadores (esclavos) de las obras del Mundial cambiar de trabajo durante 5 años. Son uno de los principales financiadores del terrorismo yihadista del ISIS y en España controlan medios de comunicación del Grupo Prisa como El País y AS, e incluso han sido detenidos periodistas que hacían documental sobre Qatar 2022. El Mundial de Qatar es como las Pirámides de Egipto y los faraones del fútbol cada son vez más millonarios.
Lejos de este fútbol negocio, la única vía de democracia es el fútbol popular del que también viene Chico (lo echó el Cádiz y lo rescató Guardiola del Portuense para el Barcelona B) o la hinchada de Brigadas Amarillas. Los periodistas deportivos sólo estamos para intentar abrir el debate sobre la cultura deportiva y contar lo que pasa con independencia y reivindicar el deporte como un elemento de lo común. A los futbolistas como Chico habría que decirles que se instruyan, que los hinchas necesitan de ellos toda su inteligencia y formación para recuperar el fútbol que les han robado los dirigentes. Unos dirigentes que quieren a futbolistas dóciles en su burbuja a los que manejar como meras mercancías. No es un fracaso personal del futbolista sino un fracaso del sistema que el 60% de los futbolistas acabe en bancarrota 5 años después de terminar su carrera. No ven más allá del círculo vicioso del millonario prematuro. Han perdido la conciencia de clase de la que procedían y el poder de decisión como colectivo.