EEUU: Denuncian contaminación de laboratorios universitarios
Los vecinos de laboratorios de Dartmouth College están denunciando que la contaminación causada por los desechos de experimentos científicos está contaminando sus fuentes acuíferas, y que la institución académica no está siendo honesta con ellos
Los vecinos de los laboratorios de la universidad Dartmouth College están denunciando que la contaminación causada por los desechos de experimentos científicos está contaminando sus fuentes acuíferas, y que la institución académica no está siendo honesta con ellos.
Las aguas están contaminadas en la vivienda de por lo menos una familia, la de Richard y Debbie Higgins, que atribuyen sus problemas de salud al agua que ingieren. Sufren de irritaciones de la piel, pérdida de cabello y mareos. Hasta los perros sufren las consecuencias, dicen, pues uno orinó sangre y otro ha estado vomitando.
"Hemos estado bebiendo esa agua durante años y no teníamos la menor idea de lo que tenía", expresó Debbie Higgins.
Pocos vecinos estaban enterados de que el terreno conocido como Rennie Farm fue usado entre 1960 y 1978 para desechar los animales muertos que se habían utilizado en experimentos con radioactividad. Un terreno cercano contiene cadáveres y fetos enterrados, que habían usado en clases de la facultad de medicina.
Se esclareció un poco el asunto en el 2011, cuando Dartmouth decidió despejar el terreno, sacando 40 toneladas de tierra y restos de animales, sumidos en fosas que eran legales cuando fueron cavadas.
Eso llevó al descubrimiento de material tóxico y radiactivo y, luego, a evidencia de que por lo menos una sustancia química usada en los experimentos, el presunto carcinógeno 1,4-dioxane, se había filtrado al agua subterránea.
Inicialmente se halló que tenía 50 veces más que el estándar de 3 partes por mil millones en el sitio y más recientemente tanto como 600 partes por mil millones en tierra. El tóxico ha sido vinculado a la irritación de ojos, nariz y garganta, y al ser expuestos por mucho tiempo, a daños de riñón e hígado, de acuerdo con el Agencia de Protección del Medio Ambiente.
Eventualmente se halló que el 1,4-dioxane había migrado y contaminado el pozo de los Higgins, que estaba al otro lado de la calle, a unos 800 pies (244 metros) del lugar - al doble del estándar estatal. En septiembre del 2015, se enteraron que su pozo estaba contaminado, y ahora dependen de agua embotellada que les envía Dartmouth para cocinar y tomar.