Sorteo reparte más de 2.400 millones de dólares en España
El mayor premio en la lotería española de Navidad, que este año reparte un total de 2.310 millones de euros (2.411 millones de dólares) reparte ilusión a un barrio madrileño de clase trabajadora
El madrileño Paseo de la Esperanza hizo honor a su nombre.
Y junto a la esperanza, esta conocida avenida dio paso a muestras de alegría entre decenas de vecinos que celebraban que a este rincón del suroeste de la capital española le cayó el jueves "El Gordo", el mayor premio en la lotería de Navidad en España.
Un tercio de los 2.310 millones euros (2.411 millones de dólares) que se repartían en el sorteo de este año fueron para el número ganador, el 66513, impreso en 1.650 décimos y todos los cuales fueron vendidos desde un puesto del Paseo de la Esperanza.
Es, además, la primera vez en más de dos siglos de lotería navideña que "El Gordo" termina en 13, un número que pese a la superstición es uno de los favoritos entre los compradores.
Ancianos y empleados de una residencia, una embarazada, emigrantes procedentes de Santo Domingo y un trabajador que siempre apostó por el 13 como amuleto de la suerte son algunos de los vecinos premiados en Acacias, un barrio de avenidas anchas conocido como dormitorio de trabajadores humildes.
"Nos llena de alegría ver que les ha tocado a la gente que le hace falta." Hablaba, entre lágrimas, María Josefa Rojo Cabrera, de 47 años, que junto a su marido, Agustín Ramos, de 53, administra desde hace cuatro meses el pequeño punto de ventas.
El jueves, los apenas doce metros cuadrados de recepción no daban cabida a vecinos premiados y periodistas que se acercaban a felicitar a Rojo y Ramos por haber repartido 660 millones de euros.
El matrimonio, que pasó de hostelero a lotero después de cerrar una cafetería que les daba pérdidas, solo se quedó con un décimo por el que recibirán 400.000 euros (418.000 dólares) a los que hay que restar el 20 por ciento de impuestos que se lleva el Estado.
Muchos de los vecinos del barrio de Acacias se abrazaban en la calle al reconocerse ganadores, mientras agentes de banca y oficinas inmobiliarias se acercaban para ofrecer sus servicios a los agraciados. Los empleados de un bar cercano cerraron temprano para salir a celebrar lejos de las cámaras y los curiosos. Sin dejar de avanzar por la cuesta del paseo, un taxista abría la ventanilla de su vehículo para gritar: "¡El Gordo, El Gordo!"
Marian López, vecina de 37 años y embarazada de cuatro meses, se encontraba en plena calle con su madre y hermana, con quienes va a compartir el premio. "Estoy esperando a un niño, me ha tocado 'El Gordo' por doble partida", bromeaba esta empleada de banca que piensa gastar el premio en arreglar su casa.
Frente al punto de venta, en el número 6 del paseo, vive Vicente Villaverde, de 44, que llevaba seis años consecutivos comprando números terminados en 13.
"Como he tenido muy mala suerte en la vida, siempre he dicho que el 13 me va a traer buena fortuna, ¡Y este año ha tocado!", gritaba Villaverde, vestido con un mono de trabajo de la compañía de gas a domicilio que lo emplea como técnico.
Entre llamadas a familiares y amigos, a quienes prometía invitar a "champán, jamón y whisky", Villaverde explicó cómo pensaba gastar el dinero del premio: un coche que comprará para su novia y clases de logopedia para Oliver, su hijo de 7 años con síndrome de Down. "Quiero que tenga todas las oportunidades que no le he podido dar", dijo.
Durante semanas se forman filas en las administraciones que venden la lotería y cada 22 de diciembre la gente se pega a la radio, la televisión e internet para comprobar si han resultado ganadores. Otras loterías en el mundo prometen premios máximos individuales de mayor cuantía, pero "El Gordo", que se celebra desde 1812, es considerado el que mayor suma total reparte.
Para Dominga y María Luz, madre e hija de 63 y 45 años, la alegría era triple. La familia, que se mudó a España desde República Dominicana hace 26 años, canjeará tres décimos. "Todavía no he echado la cuenta de cuánto dinero nos darán. Son muchos ceros, son muchos euros", dijo María Luz, ama de casa y madre de cinco hijos que siempre adquiere el número 66513 porque le recuerda al 13 de mayo en el que conoció a su marido, José.
A una manzana del Paseo de la Esperanza, los inquilinos y trabajadores de la Residencia Peñuelas para personas mayores se felicitaban por haber sido fieles al mismo número desde hace 14 años. "Estamos encantadas de que algunos de los residentes también hayan ganado", dijo Evelyn Mayordomo, de 36 años. La terapista ocupacional dijo que muchos de sus compañeros pensaban pagar hipotecas o comprar viviendas: "Somos todos gente trabajadora y humilde, gente que lo necesitaba".
Desde la distancia observaba cabizbajo Secundino Ramos, que no compró ningún décimo aunque había pasado a diario frente al anuncio de la residencia que ofrecía la compra.
"Otra vez será", musitó el jubilado de 81 años: "Hay que saber conformarse con lo que uno tiene".