De poetas y reflejos
La idea que tenemos de los poetas es de hombres apasionados. No tienen que ser muy solemnes pero la pasión es un ingrediente esencial de la mezcla. Casi todos, o será el estereotipo, están obsesionados con la Luna. Incluso Borges dice que cuando la fortuna quiso que fuera poeta, se impuso, como todos, la secreta obligación de definir a la luna. En el barón rampante hay un personaje que es un militar, y que sale por las noches, solo (sin el acento, aclaración que ahora tiene que hacerse) a declamarle a la luna. El Cyrano de Rostand es un buen ejemplo de esta obsesión tan famosa que sienten los poetas por la luna.
No es de extrañar que todos, no sólo artistas, se sientan atraídos hacia ella, es la luz más brillante sobre la noche y tiene ciclos clarísimos que podemos rastrear y que rigen tantas fiestas religiosas como sea posible imaginarlas. Los aztecas vieron a un conejito en su centro, los inuits imaginaron algo... un poco más interesante.
Otro estereotipo con el que calzamos a los poetas es que les gusta ver el fondo de las botellas. Recuerdo que un día, hablando con un amigo mío, le comenté que había visto un artículo que hablaba de los escritores más borrachos. l se rió y puntualizó que una lista de escritores sobrios sería más difícil de hacer.
El día de hoy quisiera resaltar el caso de un poeta que cultivó el arte de beber en exceso y que, en definitiva se llevó el premio de amante de la luna. Hablo del poeta Li Bai, si su intuición les dice que Li Bai no es un poeta de Tapachula, su intuición está en lo cierto. Li Bai era de China, y de hecho es considerado el mayor poeta de la dinastía Tang. Nació en el año 701 y trabajó mucho. Más de mil poemas firmados con su nombre, y se le considera clave para la época de oro China. De esa época, hay una expresión de "Las tres maravillas" que se refería a la esgrima de Pei Min, la caligrafía de Zhang Xu y la poesía de Li Bai.
El poeta viajaba mucho, al parecer era de familia acomodada y jamás sufrió por dinero. Es más probable que su mayor problema hayan sido las resacas continuas. "Pero volviendo a la poesía" tal vez uno de los aspectos por los que este hombre sea tan recordado, es una leyenda que lo sitúa una noche flotando en un pequeño barco en el río Yangzi. No sabemos con seguridad lo que estaría haciendo. Probablemente declamándole a la luna alguno de sus versos. Lo que nos cuenta la leyenda es que el hombre en definitiva estaba muy bebido (para variar) y que un momento de inspiración lo atacó, lo envolvió como la brisa que se levantaba del río. Li Bai, embelesado y aturdido, miró hacia en frente y notó que la luna estaba nadando, vibraba como si sintiera escalofríos, acostumbrada a como estaba, a su sábana de cielo, el agua probablemente la hacía temblar. Pero flotaba dócilmente al capricho de las aguas. Li Bai, con todo su amor, con toda su poesía, con toda la inspiración que se siente en el pecho, que te empuja a bailar, a dibujar, escribir, se arrojó de su bote dispuesto a abrazar a la luna.
Por supuesto que la luna no estaba flotando ni temblando de frío. El astro seguía en su sitio, completamente indiferente al poeta alcoholizado que saltó de su barco y encontró la muerte, ahogándose por querer abrazar su reflejo brillante.