Lo que a la Psiquiatría se le "olvidó" diagnosticar
El mejor diagnóstico de salud mental es aquel que se estudia a partir de una causa subjetiva emocional, por medio de la escucha sobre el malestar del paciente, al contrario de lo que se piensa, según la psiquiatría, que la causa para una depresión emocional, tenga que ver con una falta química de captación de neurotransmisores cerebrales en el espacio entre las neuronas, para lo cual, no hacía falta más que hacer llenar un par de cuestionarios de análisis al paciente, para que éste, sólo así descubra, lo que en "realidad" le ocurre. Muchos psicólogos y críticos de la salud mental, ahora se cuestionan bastante sobre las prácticas de la psiquiatría en sus tratamientos médicos. Los psiquiatras han inventado sus propias enfermedades explicitadas en el DSM (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders), y a partir de crear sus propias enfermedades, también se configuran a ellos mismos, como los únicos encargados, autorizados, y oficiales de la adecuada norma de conducta en el comportamiento.
Así critica Néstor Alberto Braunstein, un médico argentino, radicado en México por varios años debido a razones políticas y académicas. Quien ya en su texto Clasificar En Psiquiatría, critica la manera en que la psiquiatría clasifica a los "trastornos" mentales, como si se trataran de una disfunción anatómica, olvidando su causa pulsional- inconsciente.
En el año de 1890, ya desde entonces, Sigmund Freud, había sugerido en un texto llamado Tratamiento Psíquico, Tratamiento del Alma, que existe una relación entre el cuerpo del paciente, y la palabra del paciente, en relación a los síntomas de una enfermedad. Freud denunciaba que la medicina trataba los malestares emocionales, como una simple disfunción cerebral, y no bajo una particular trato específico de la subjetividad.
Es terrible cuando a un niño se le diagnostica con Déficit de Atención, sea con hipoquinesis, o hiperquinesis, y se les receta un sin número de drogas para "normalizar" su comportamiento. Valga decir, que no se da espacio a éstos niños para poder manifestar las quejas que éstos tienen sobre su mundo, su espacio, su libertad. En un mundo de normatividad ligado a intereses de mercado, donde los padres pasan ocupados sin atender a los anhelos de afecto del niño, quien en su etapa de desarrollo, debería recibir una adecuada formación para el resto de su vida.
Y no vayamos tan lejos, cualquiera de nosotros que deseamos platicar por temas de estrés o afecciones neurológicas con un doctor, estamos siempre advertidos, que seguramente, nos van a diagnosticar con algún término que desconocemos totalmente, y tendremos que acogernos a un tratamiento, del cual seguramente, jamás saldremos satisfechos. La pregunta es entonces ¿Cómo aliviar un malestar anímico? ¿ Qué se le está olvidando a la psiquiatría?
La etiología (causa) de un malestar anímico no es anatómico, no parte de una organogénesis, sino que parte de un lugar topológico (no físico) , un lugar que no está en el espacio de la anatomía, sino en el espacio de lo lingüístico, lo simbólico, lo cultural, lo emotivo, lo social, lo discursivo. Por lo tanto, el paciente debe palabrear su malestar, debe hacer un trabajo de construcción de narrativa a partir de esas emociones angustiantes que experimenta, con la finalidad de equilibrar su aparato anímico, con la finalidad de "limpiar su chimenea".
La ciencia moderna médica, en especial aquella que trata con temas anímicos, debería considerar la relación entre el cuerpo anatómico, con el cuerpo de palabra y símbolos que componen a un sujeto, las explicaciones de la campana de Pavlov ya quedan cortas, para tratar el malestar de los seres humanos, quienes son, sin duda, mucho más complejos que un perro.