¿Existe la posibilidad de que el Colegio Electoral elija presidenta a Hillary Clinton?
La pregunta está planteada desde que el mundo se enteró, sorprendido, que Donald Trump había obtenido la mayoría de integrantes del Colegio Electoral, que son quienes -en definitiva- terminan eligiendo al futuro presidente de los Estados Unidos. Al superar la "barrera" de los 270 delegados, sobre un total de 538, Trump prácticamente se aseguró su nominación como el 45º Presidente de los EE.UU.
Sin embargo, dado que Hillary Clinton ganó la votación popular por un margen de casi medio millón de votos (60.4672.245 frente a 60.071.250), hay personas que se ilusionan, e incluso prácticamente exigen, que los integrantes del Colegio Electoral, incluso los electos para votar a Trump en el mismo, voten por Hillary Clinton.
¿Cómo es posible ganar en votos y perder las elecciones?
Esto, que parece increíble, y difícil de comprender para un ciudadano Latinoamericano, se debe a al mecanismo electoral de los Estados Unidos, que es indirecto, o sea, uno en el que los ciudadanos no eligen directamente al Presidente del país, sino, que eligen a los integrantes de un Colegio Electoral, que representan a uno u otro candidato.
A esto, se suma, otra característica -tal vez aún más incomprensible-, y es que en la mayoría de los 50 estados, y el Distrito de Washington, rige el sistema de "winner takes all" (el ganador se lleva todo), sin importar si arrasó en las urnas o ganó por un solo voto, el partido político que gana, se lleva el total de representantes al Colegio Electoral por ese Estado. Tan solo en los estados de Maine y Nebraska existe el sistema proporcional, que permite que el partido que salió segundo pueda enviar representantes al Colegio Electoral.
El número de electores de cada Estado es definido por la cantidad de congresistas que lo representan y la proporción de su población. De esta manera, California es -con diferencia- el Estado que tiene más electores (55), seguido por Texas (38) y Florida y Nueva York (29 cada uno), y hay varios estados pequeños, y el Distrito Capital, que tienen 3 electores.
Por tanto, en realidad, lo que sucede el día de las elecciones en Estados Unidos, es que en lugar de tratarse de un único acto eleccionario, se trata de 51 elecciones simultáneas, en las que cada partido intenta ganar para poder enviar el máximo número de representantes posibles al Colegio Electoral, que nominará al futuro presidente.
Aunque no sea lo más habitual, no es la primera vez que un candidato a la presidencia gana el voto popular y pierde en votos electorales. El caso más reciente pasó en las elecciones del año 2000, cuando el candidato demócrata Al Gore ganó el voto popular, pero perdió frente a George W. Bush. La primera vez que sucedió fue en 1824, cuando John Quincy Adams fue electo por sobre Andrew Jackson (fue, además, la única elección en la que ningún candidato logró obtener los 270 votos electorales), luego pasó en la elección de 1876, y nuevamente en 1888. 5 veces en total, contando estas elecciones de 2016.
¿Pueden los electores cambiar su voto?
Nada en la Constitución norteamericana impide a un integrante del Colegio Electoral cambiar su voto. En las legislaciones estatales, varía, entre aquellas que dan libertad absoluta a los electores, hasta las que exigen votar por el candidato que se comprometieron a respaldar. Pero aun en esos casos, quien incumpla su compromiso, se arriesga como mucho a pagar una multa por desobedecer el mandato que le fue conferido por los ciudadanos de su Estado.
Pero no es lo más habitual en la historia política de los Estados Unidos. En parte porque es una tradición honrar los compromisos asumidos por parte de los mismos, y en parte porque son seleccionados entre los militantes más leales del partido y/o del candidato presidencial.
De hecho, del total de miembros del Colegio Electoral, desde la primera elección hasta esta última, solo 179 cambiaron su voto, y de ellos, 71 fue porque el candidato que debían apoyar falleció antes de la votación del Colegio Electoral, y 2 se abstuvieron de votar a cualquier candidato, como forma de protesta por diversas situaciones. Los restantes 106 fue por un cambio de opinión del elector, o intereses personales, errores al momento de votar, u otras consideraciones.
Por tanto, y para responder la pregunta del inicio, no le recomendaría a nadie que se haga demasiadas ilusiones que, el próximo 19 de diciembre cuando se reúna el Colegio Electoral, se vaya a producir un resultado tan inesperado y sorpresivo como el del pasado martes 8 de noviembre.