Transición: Obama y Trump se reunirán en la Casa Blanca
Barack Obama recibirá en la Casa Blanca a su sucesor, Donald Trump, tendiendo una rama de olivo tras las desavenencias entre ambos
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, tenía previsto recibir en la Casa Blanca a su sucesor, Donald Trump, tendiendo una rama de olivo a un hombre al que ha tachado de no apto para servir como comandante en jefe y que lideró un desafío contra la legitimidad de su presidencia.
La reunión del jueves en la Oficina Oval daba comienzo de forma simbólica a la transición de poder de Obama, un demócrata que introdujo una amplia protección sanitaria y medió un histórico acuerdo nuclear con Irán, y Trump, un republicano que ha prometido anular esas medidas. Trump asume el cargo el 20 de enero.
La primera dama, Michelle Obama, también tenía previsto reunirse en privado en la residencia de la casa Blanca con la esposa de Trump, Melania Trump.
Los republicanos se mostraron alentados el miércoles por su demoledora victoria sobre Hillary Clinton, en unas elecciones que les dieron el control de la Casa Blanca y las dos cámaras del Congreso.
"Acaba de ganarse un mandato", declaró el presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan.
En un emocionado discurso para aceptar su derrota, Clinton dijo que el resultado había sido "doloroso, y lo será durante algún tiempo", y admitió que el país estaba "más dividido de lo que pensábamos".
Aun así, Clinton fue cortés en la derrota y declaró que "Donald Trump será nuestro presidente. Le debemos una mente abierta y la oportunidad de liderar".
Trump se mostró mucho más moderado de lo habitual tras su victoria y no ha hecho más apariciones públicas desde su primer discurso.
El miércoles se reunió con entusiastas y desvelados asesores en el rascacielos que lleva su nombre en Manhattan, iniciando la intimidante tarea de formar un gobierno que asuma el poder en apenas dos meses. También se reunió con el vicepresidente electo, Mike Pence, y recibió llamadas de seguidores, familiares y amigos, según su portavoz Hope Hicks.
En Washington, el exiguo equipo de transición de Trump se puso en marcha, repasando listas de personas para cargos importantes y trabajando en los planes de cambio de poder en agencias del gobierno. El proceso de formar el equipo aún está en sus inicios, indicó una persona familiarizada con el proceso, pero el personal de Trump ha priorizado cubrir con rapidez los puestos clave de seguridad nacional. La persona no estaba autorizada a comentar los detalles con su nombre y habló bajo condición de anonimato.
Según una tabla organizativa sobre la transición a la que tuvo acceso Associated Press, Trump confía en manos experimentadas para ayudar a formar su gobierno. La planificación de seguridad nacional está al cargo del exrepresentante de Michigan Mike Rogers, que trabajó antes para el FBI. Las cuestiones internas estaban dirigidas por Ken Blackwell, que fuera alcalde de Cincinnati y secretario de Estado de Ohio.
Se esperaba que Trump barajara a varias personas leales para puestos clave, como el exalcalde de Nueva York Rudy Giuliani como secretario de Justicia o asesor de seguridad nacional, y el presidente de su campaña, Steve Mnuchin, como secretario del Tesoro. También se esperaba que el expresidente de la Cámara de Representantes Newt Gingrich y el senador de Tennessee Bob Corker fueran considerados para puestos de política exterior.
Como presidente electo, Trump tiene acceso a los mismos informes diarios de inteligencia que Obama, lo que incluye información sobre operaciones encubiertas del Gobierno, información descubierta sobre líderes mundiales y otros datos recabados por las 17 agencias de inteligencia estadounidenses.
Si Trump cumple sus promesas electorales, el país está al borde de un cambio radical en política nacional y exterior. Ha prometido revocar la emblemática ley sanitaria de Obama y retirarse del histórico acuerdo nuclear con Irán. Ha prometido levantar un muro a lo largo de la frontera estadounidense con México y vetar temporalmente la inmigración de países con lazos terroristas.
No está claro si Trump, un candidato muy fuera de lo habitual, adoptará muchas de las tradiciones de la presidencia. Llega a la Casa Blanca con su propio jet en propiedad, así como un hotel a apenas unas cuadras de la avenida Pennsylvania. Nunca permitió a periodistas que viajaran en su avión durante la campaña, como es habitual en los aspirantes a la Casa Blanca.
Las dudas sobre la transparencia comenzaron desde el principio. El miércoles por la noche, el personal de Trump dijo que no llevarían a la prensa a Washington con el empresario para su reunión con Obama, rompiendo un arraigado protocolo.
Cuando aún quedaban varios millones de votos por contar, Clinton mostraba una estrecha ventaja en votos individuales a nivel nacional. La mayoría de los votos escrutados parecían proceder de estados de tendencia demócrata, con la parte más grande en California, un estado donde la demócrata ganó por amplia mayoría. Con casi 125 millones votos contados, el cálculo de Associated Press daba a Clinton un 47,7% de los votos y a Trump un 47,5%.
La gran victoria de Trump en los estados en disputa, que decidieron las elecciones, fue incontestable. Ganó Florida, Ohio y North Carolina, tres de los mayores premios de la noche, y se hizo con Pennsylvania y Wisconsin, tradicionalmente demócratas.
El votante de Trump tendía a ser mayor, varón y abrumadoramente blanco. Sus seguidores dijeron estar muy insatisfechos con el gobierno federal y deseosos de cambios, según sondeos de salida realizados por Edison Research para Associated Press y cadenas de televisión.
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Julie Pace está en Twitter como http://twitter.com/jpaceDC